18 de febrero de 2024

La economía de las parábolas

 

Cuando me enteré, gracias a la información que me suministró un reputado economista, que, en su día, recibió unas sólida formación en un entorno seminarista en tierras castellanas, de la inminente publicación de la obra “La economía de las palabras”, de Robert Sirico, no pude evitar verme ante sentimientos encontrados. Por un lado, el derivado de la satisfacción de constatar la edición un texto orientado a extraer, de manera integral y sistemática, enseñanzas económicas de significados pasaje bíblicos: “Sabiduría económica atemporal inspirada en las parábolas del Nuevo Testamento”. Pese a este gran aliciente, no podía, sin embargo, dejar de experimentar una cierta sensación de desaliento, toda vez que la publicación de ese estudio venía a desbaratar el proyecto personal de llevar a cabo una aplicación del análisis económico a los textos bíblicos. Proyecto que, hasta ahora, se había traducido en una serie de reflexiones ocasionales y aisladas, recogidas en este espacio llamado blog.


Claro está que cabría la posibilidad de ignorar el libro del padre Sirico y afanarse en el intento, pero, siendo realista, sería difícil resistir la tentación y no llegar siquiera a hojear el libro, por lo demás, de escuetas proporciones. Máxime teniendo en cuenta que, como señala el autor en la introducción, “Uno puede escuchar las parábolas como un creyente que cree que Jesús es el hijo de Dios. O como una persona que considera al maestro como una gran figura moral. Puede incluso escuchar las parábolas teniendo simplemente en cuenta su fuerza literaria o retórica. Todavía más, puede atender al relato en su sentido más sencillo y mundano, e incluso en este caso se obtiene aprendizaje”.


Dejando al margen el componente trascendental, algo personal e intransferible, adentrarse en los textos bíblicos permite compaginar una serie de valiosos aspectos: disfrutar de una prosa subyugante, poner a prueba el ingenio para tratar de hallar las intrincadas claves de los mensajes divinos, extraer enseñanzas sobre las conductas económicas, disfrutar de la recreación de episodios de lógica desafiante, e impulsar la reflexión individual. Adicionalmente, no habría que olvidar que no sólo hay economía en el Nuevo Testamento, y tampoco sólo en las parábolas.




Entradas más vistas del Blog