22 de enero de 2024

Enseñanzas de PISA 2022

 

No hace mucho se hicieron públicos los resultados de las pruebas de 2022 del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), puesto en marcha por la OCDE en el año 2000. Suele concederse una gran importancia a dichos resultados, ya que permiten comparar la preparación de los estudiantes con una edad de 15 años en un contexto internacional, y apreciar su evolución a lo largo de las sucesivas rondas. El panorama ofrecido es especialmente significativo y clarificador, teniendo en cuenta el enfoque utilizado por la OCDE en el diseño de las pruebas.

No se valora principalmente la habilidad de reproducir mecánicamente contenidos aprendidos, sino, fundamentalmente, la capacidad de aplicar el conocimiento de manera creativa a escenarios novedosos, el pensamiento crítico basado en la utilización de distintos esquemas conceptuales, y la destreza para resolver problemas planteados en situaciones específicas. Como señala Andreas Schleicher, máximo responsable de la OCDE en el área educativa, poniendo el énfasis en este tipo de competencias, PISA pretende “equipar a los estudiantes con la capacidad de navegar en un mundo en constante evolución”.

Lectura, matemáticas y ciencia conforman el núcleo de las materias de PISA. A éstas se han añadido, más recientemente, las competencias financieras, cuyos últimos resultados aún no se conocen. La difusión de los datos de la octava edición ha causado un notable impacto a escala internacional. No en vano, lo que ocurre hoy en los centros escolares no es un asunto menor: “Nuestras escuelas de hoy son nuestras economías, sociedades y democracias del mañana”. Y, si nos atenemos a lo que, con carácter general, reflejan tales datos, no puede decirse que la situación sea demasiado confortable ni plenamente satisfactoria.

Ciertamente no, cuando observamos que los estudiantes con edad de 15 años en 2022, respecto a sus homólogos de hace una década, es menos probable que destaquen en matemáticas, lectura y ciencia. La OCDE reconoce que las comparaciones internacionales no son fáciles, pero subraya que los indicadores PISA revelan una clara tendencia global: “el rendimiento promedio de los estudiantes evoluciona en la dirección errónea”. Aproximadamente un 25% de los estudiantes objeto del informe PISA tienen dificultades para desenvolverse en matemáticas, lectura y ciencia. La situación es bastante peor en países no pertenecientes a la OCDE.

En contraposición, los estudiantes de Singapur muestran una gran capacidad para trabajar con modelos matemáticos en situaciones complejas, comprender textos abstractos, e interpretar y evaluar experimentos no simples. De hecho, los estudiantes de Singapur disponen de un nivel educativo equivalente entre 3 y 5 años de escolarización por encima de sus pares con puntuación media en los países de la OCDE, como es el caso de España. Otros países o territorios que sobresalen en distintos campos son Macao (China), Taiwán, Hong Kong, Japón, Corea, Estonia, Canadá e Irlanda.

De manera interesante, se pone de manifiesto que, aunque existe cierta correlación positiva entre el gasto y el rendimiento académico, hay países, como Corea y Singapur, que han logrado un sistema educativo de primera clase incluso en circunstancias económicas adversas. De otro lado, la gran caída en las puntuaciones obtenidas en matemáticas y lectura apunta a la incidencia de algún factor perturbador que haya afectado de manera generalizada. La pandemia de la Covid-19 parece ser ese factor, pero no explica completamente la tendencia negativa. En muchos países el declive comenzó antes de la irrupción de la pandemia en 2020. Las diferencias socioeconómicas en el rendimiento se han mantenido bastante estables en el tiempo. A su vez, los estudiantes inmigrantes tienden a tener calificaciones más bajas que sus pares nativos del país de residencia, pero las diferencias se atenúan cuando se comparan personas con estatus socioeconómico e idiomático similares.

Resulta llamativo el desfase observado entre las puntuaciones de chicos y chicas en matemáticas, y, en sentido contrario, en lectura, desfases que, sin embargo, no se dan tanto fuera de los países de la OCDE. Menos llamativo es el efecto negativo que ejercen los aparatos digitales sobre el aprendizaje debido a una pérdida de atención. Muchas otras son las enseñanzas que se desprenden del análisis de los resultados de PISA, como la importancia de la ayuda familiar en el terreno formativo. Pero hay una crucial señalada por la OCDE: la efectividad de la educación nunca puede exceder de la calidad de la docencia y del apoyo del profesorado.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)



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