Es Sheila Bair autora de libros de “cuentos financieros”.
Auxiliada por su experiencia como presidenta de la US Federal Deposit Insurance
Corporation, encuentra inspiración en episodios vividos en el sistema
financiero, tales como la crisis de la hipotecas subprime o las estafas piramidales[1].
Según afirma, las historias que cuenta no son muy distintas de las recogidas en
los cuentos clásicos.
Su finalidad es que “los niños y sus familias comprendan
que estas debilidades humanas básicas [deseo de gratificación inmediata, seducción
por los esquemas ‘demasiado buenos para ser verdad] nos hacen ser objetivos de
tiburones de la vida real”.
Su tesis fundamental es que “las destrezas que los niños
realmente necesitan [son estas]: ser precavidos, ser escépticos”. Sin duda, el
escepticismo debe ser la primera línea de defensa en el ámbito de las finanzas
personales, pero conocer y aplicar los elementos esenciales del esquema básico
de la toma de decisiones financieras resulta también imprescindible.
Aunque, en el campo de la cultura financiera, no es completamente
cierta la máxima de que “lo que no son cuentas son cuentos”, cuando menos es
necesario tener alguna idea de cómo se hacen las cuentas, para no quedarse sólo
con el cuento.
En este terreno parece prudente que, después de
entretenerse con la lectura de los relatos, se añada la tradicional coletilla
con alguna adaptación: “Colorín, colorado, este cuento no se ha acabado”.