Cuando
alguien se encuentra entre sus manos con un ejemplar de un libro que, si se
excluyen las notas y la bibliografía, no llega a las 400 páginas, y que lleva
por título uno tan pretensioso, al menos aparentemente, como el de “Historia
mundial de los impuestos. De la Antigüedad hasta nuestros días”[1], es
difícil que no sienta una considerable inclinación hacia el escepticismo. Tal
es la magnitud de la pretendida tarea que, en una primera impresión, es casi
ineludible no plantearse alguna duda respecto a la idoneidad de ese enunciado.
Sin
embargo, cuando uno se adentra en la obra y se sumerge en la lectura de la
plétora de referencias de experiencias fiscales de la más variada factura,
provenientes de los lugares más diversos y de todas las épocas, se ve impelido
a reconocer y apreciar el esfuerzo de recopilación y síntesis realizado, y que
se traduce en una útil e ilustrativa panorámica de la evolución histórica de la
fiscalidad. No puede decirse, en línea con lo antes señalado, que sea un
tratado exhaustivo, si es que esto fuera factible, tampoco uno que sobresalga
en extremo por su estructura sistemática, pero sí un texto de gran valor para
llevar a cabo una deep dive a la
búsqueda de las huellas y los rastros que han ido dejando los impuestos en su
devenir a lo largo de los siglos. En sus páginas se relatan cuáles han sido las
motivaciones subyacentes a la adopción de medidas fiscales, así como las
reacciones que estas han suscitado.
El
libro consta de tres partes, cada una de ellas integrada por cuatro capítulos,
además de sendos apartados de introducción y conclusiones. La primera parte
está dedicada al poder fiscal y a la figura de los sujetos pasivos; la segunda,
a la descripción de los ámbitos que han ido siendo ocupados por la tributación,
y la tercera, a las percepciones y las reacciones de los agentes económicos
ante los impuestos.
La
fiscalidad se concibe como un elemento cuasi consustancial a cualquier
sociedad. En el libro se muestran claros indicios de la existencia de los
impuestos que se remontan, como mínimo, a cinco mil años. La China de la
dinastía Shang, las ciudades sumerias de Mesopotamia, el Egipto de los
faraones, y la civilización micénica del Peloponeso dan buena prueba de ello.
Los autores destacan que, si bien el cobro de impuestos obedece a la necesidad
de cubrir gastos, también se ha visto acompañado de sentimientos como los celos
y la envidia, y de consideraciones morales. Y una constante es que la
fiscalidad no dejar de ser un reflejo del estado del mundo en cada momento. En
la obra se percibe el paso del Estado demanial al Estado fiscal, el papel de la
fiscalidad en la configuración de Estados-nación y de imperios, y cómo la
penetración de los impuestos en los más rebuscados recovecos, acompañada de una
presión fiscal creciente, ha estado detrás de numerosas revueltas y rebeliones.
Los
autores manifiestan expresamente que su libro no es manual de fiscalidad, ni
una guía del contribuyente -lo cual parece bastante obvio a tenor del título
elegido-, pero tampoco -lo que sería menos evidente- un intento de organizar un
debate sobre la imposición. Su pretensión es proponer una síntesis histórica de
los impuestos en el mundo a través de tres miradores: i) el triángulo
“poder-impuesto-contribuyente”; ii) los supuestos reales de aplicación de los
impuestos; y iii) las percepciones y valoraciones de dichos ingresos públicos.
A la luz de lo anterior ponen luego el foco en las cuestiones centrales sobre
el futuro de la fiscalidad.
Cuando
el lector inicia el recorrido de la obra reseñada, sin apenas poder tomar
conciencia, se ve inmerso en una cascada en la que se acumulan innumerables
referencias de episodios fiscales, a un ritmo sostenido que ya no conoce
tregua. El grado de aproximación y exposición a la praxis de la fiscalidad es muy
denso e intenso. Desde el origen de los tributos como subproducto de las
conquistas bélicas, hasta las formas más avanzadas de la imposición en la
actualidad, en el libro se da cuenta de cómo los impuestos han ido variando,
tanto en el fondo como en la forma, de cómo el caudal recaudatorio se fue
reasignando entre instancias gubernamentales, feudales y religiosas, de cómo se
fue abriendo camino la progresividad, y de cómo el nivel de la imposición sobre
la renta, que comenzó con alícuotas muy exiguas, fue escalando hasta alcanzar,
en algunos casos, cotas desorbitadas.
Particular
atención se presta al vocabulario fiscal y a la etimología del amplio
repertorio de vocablos utilizados en la jerga fiscal, en ocasiones con
significados un tanto ambiguos y, en otras, dotados de connotaciones
pintorescas. Asimismo, la pirámide de la administración fiscal es objeto de un
extenso tratamiento, en el que tienen cabida los sistemas de concesión
administrativa al sector privado, y no faltan los episodios de corrupción y de
abuso de poder por parte de los encargados de la gestión directa, problemas
que, además de otros, se tratan de atajar mediante la reorganización de los
esquemas recaudatorios a partir del siglo diecinueve. También la evolución de
la figura del contribuyente es estudiada a fondo, con la incorporación de la
noción de “beneficiario usuario”.
Después
de un repaso de la experiencia internacional a lo largo del tiempo, según
Anceau y Bordron, nada escapa a la fértil imaginación de los diseñadores de
impuestos, que encuentran un empuje creciente con la irrupción de los objetivos
redistributivos. Las discriminaciones fiscales vinculadas a señas de identidad
de determinados colectivos poblacionales han tenido igualmente una notable
presencia en los sistemas fiscales.
En
la segunda parte se ilustra cómo los impuestos y las tasas se han ido adaptando
a la evolución de las sociedades y han afectado de manera particular a los
bienes de consumo destinados a la satisfacción de necesidades no consideradas
esenciales. No obstante, la frontera entre lo que se entiende que es necesario
y lo que es superfluo se ha evidenciado que es bastante móvil.
Los
sistemas fiscales del siglo veintiuno se ven afectados por nuevas
preocupaciones y dan cabida a la utilización de la fiscalidad indirecta con
intenciones virtuosas. El impuesto se encuentra así en una encrucijada de dos
mundos a raíz de las transformaciones
en curso y los requerimientos de ingentes cantidades de recursos para hacer
frente a las demandas de actuación del sector público, en un contexto de
interdependencia fiscal que plantea retos hasta ahora no vividos.
En
la última parte del libro se hace hincapié en el consentimiento o aceptación
del impuesto, como factor esencial en materia fiscal. A su tratamiento le sigue
la consideración del “arte” de desentenderse de las cargas fiscales, a través
de prácticas como el contrabando, el fraude, la evasión de capitales, y la
economía sumergida. La resistencia y la rebelión han sido, por su parte,
fenómenos que han existido siempre. Se destaca que, desde el siglo diecinueve,
ninguno de los grandes acontecimientos sociales que ha conocido la humanidad ha
tenido su origen en una revuelta fiscal, pero ello no es óbice para la
existencia de movimientos de contestación. La abundante presencia de la
fiscalidad en la literatura y en el cine sirve como remate del repaso temático
que se lleva a cabo en la obra.
Anceau
y Bordron concluyen que la fiscalidad ha registrado cuatro grandes revoluciones
en la época moderna y contemporánea: i) la primera, filosófica y política,
concerniente a la consagración de los principios de consentimiento y de la
igualdad ante el impuesto, en el marco de la democracia representativa; ii) la
segunda, de carácter económico, dio lugar a la conversión del impuesto en un
instrumento de primera importancia, como regulador de la actividad y como actor
del crecimiento, con un singular protagonismo de los derechos de aduana; iii)
la tercera presenta un carácter económico y social y hace del impuesto un
instrumento de redistribución; y iv) la cuarta, de orden cultural, asigna a la
fiscalidad un fin moral, al pretender afectar y alterar los comportamientos
individuales, sociales y económicos.
Asimismo,
sostienen que las revoluciones recientes ocupan un lugar central en la
evolución de los sistemas fiscales a través de tres ejes: i) logro de un
equilibrio entre el respeto de la autoridad emanante del poder público y la
participación de los ciudadanos en la política fiscal; ii) papel de la
redistribución tomando como referencia el triángulo libertad-justicia-equidad
social; y iii) puesta en cuestión del perímetro geográfico de la acción pública,
ámbito en el que la competencia fiscal territorial cobra un elevado
protagonismo. Y, como telón de fondo, el manto de la cuadratura del círculo, en
el sentido de que los ciudadanos reclaman a menudo, a la vez, menos impuestos,
y una mayor protección y mayores gastos públicos.
En
suma, la valoración de la obra en su conjunto no puede ser sino altamente
positiva, por los motivos expuestos. Sin perjuicio de ello, a continuación se
efectúan algunas consideraciones, no con ánimo de crítica, sino, más bien, a
fin de acotar el ámbito del estudio ante el que se situaría un hipotético
lector versado en el campo fiscal: a) los autores aportan una gran cantidad de
interesantes fuentes bibliográficas para el estudio de los impuestos, aunque se
omiten ciertas referencias específicas para profundizar en algunos de los
aspectos históricos comentados; b) como antes se ha apuntado, la obra reseñada
contiene un repertorio amplio y diverso en relación con la praxis fiscal,
aunque es patente el considerable protagonismo de las experiencias de países
como Francia y Reino Unido; c) igualmente es apreciable un cierto déficit del
prisma del análisis económico al abordar los problemas fiscales, lo que lleva a
dejar fuera del radar algunos problemas importantes, como pueden ser el de la
incidencia económica, el del exceso de gravamen, o el de los efectos económicos
en las vertientes de la asignación, la distribución y la estabilización; y, por
último, d) las cuestiones metodológicas ligadas a la medición de la presión
fiscal son obviadas.
En
cualquier caso, la obra de Anceau y Bordron ofrece numerosas posibilidades
desde el punto de vista de la enseñanza de la Hacienda Pública, como fuente de
conocimiento de la evolución histórica de la imposición en el mundo, y de
síntesis de experiencias que pueden ser objeto de análisis desde una triple
perspectiva económica, social y política.
[1] Éric Anceau y Jean-Luc Bordron, “Histoire mondiale des impôts. De
l’Antiquité à nos jours”, Passés composés/Humensis, París, 2023 (447 páginas).