El dinero -como tenencia o, al
menos, como percepción- es algo familiar para cualquier persona. Sin embargo,
esa familiaridad y su aparente sencillez contrastan con la gran complejidad de
todo lo que rodea al dinero en sí y a su utilización en la sociedad. A lo largo
de la historia, filósofos, juristas, sociólogos, economistas y políticos, entre
otros, han escrito innumerables textos sobre la naturaleza y los usos del
dinero. Nadie escapa a su enorme poder de atracción, ni es ajeno a su
trascendencia colectiva. El mundo se rige por unas convenciones respecto al
dinero, pero eso no significa que se haya llegado a un consenso sobre qué es
realmente el dinero, quién debe tener la facultad de crearlo y destruirlo, cómo
se genera en la práctica, cómo debe regularse, o cómo modularse ante distintas
coyunturas económicas. Prueba de ello es la incesante aparición -especialmente
a raíz de la gran crisis financiera internacional de 2007-2009- de monografías
y estudios con visiones y propuestas totalmente contrapuestas.
Stefan Reich, en su libro “The
currency of politics” (Princeton University Press, 2022), viene a zarandear el
panorama monetario del presente poniendo en cuestión algunas de las visiones y
creencias más extendidas sobre el estatus del dinero. Y lo hace a través de una
incursión histórica en el pensamiento político (en realidad,
filosófico-político-económico) del dinero. A tal efecto, lleva a cabo una
especie de “estratificación geológica” de la teoría política del dinero,
centrada en el estudio de seis episodios de crisis monetarias y de su
incidencia en el pensamiento sobre el dinero. Aristóteles, Locke, Fichte, Marx
y Keynes son las figuras de referencia en cada uno de los cinco primeros
capítulos, en tanto que el sexto aborda la etapa posterior a Bretton Woods.
En dicha obra, Eich, profesor
de la Georgetown University, con una prosa densa y de estilo alambicado,
defiende dos proposiciones fundamentales. Una es que los intentos de
“despolitizar” el dinero encierran una contradicción de comportamiento, toda
vez que dichas pretensiones se efectúan desde el ámbito de la política del
dinero. Así, considera que gran parte de lo que se entiende como
“despolitización del dinero” podría describirse más correctamente como
“desdemocratización” de la política monetaria. El dinero es siempre algo
político. La otra, que las llamadas para “politizar” el dinero quedan vacías
cuando no describen el tipo de política que se pretende aplicar.
Para Eich, “la articulación de
una visión persuasiva del dinero como bien público y proyecto constitucional de
autogobierno será esencial si queremos revigorizar o reinventar la democracia
para el siglo veintiuno”. En el texto aparece la expresión “public goods”, con
lo que la ambivalencia de su significado no deja de generar alguna ambigüedad
sobre los posibles ámbitos de actuación: ¿se refiere a “bienes colectivos” o,
necesariamente, a “bienes públicos”? Para salir de la duda, podríamos
preguntarle a Nakamoto.