10 de junio de 2023

La distribución de la carga del IRPF

 

El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es el pilar fundamental del sistema tributario español. La recaudación gestionada por la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT) ascendió en 2022 a la cifra de 108.978 millones de euros. El tributo aporta un 36% del total de los ingresos impositivos (en sentido estricto, sin incluir las cotizaciones sociales) y una quinta parte del total de los ingresos públicos (no financieros).

Aun cuando la hora de rendir cuentas ante Hacienda tiene lugar en la estación primaveral, el proceso queda muy atemperado gracias al sistema de retenciones a cuenta, que permite graduar la carga a lo largo de los meses. El conjunto de los mecanismos de pagos a cuenta del Impuesto cubre más de un 90% de la cuota tributaria.

El IRPF está plenamente consolidado en España como impuesto personal, directo y progresivo, pero no ha logrado liberarse completamente del sambenito de que se trata de un impuesto injusto e incluso regresivo. ¿Está justificada esa negativa percepción social? ¿Es cierto que las contribuciones personales por el IRPF están alejadas de una distribución equitativa y progresiva?

Las Memorias de la Administración Tributaria nos ofrecen una valiosa información para contrastar tales creencias. Aunque los últimos datos desagregados disponibles corresponden al ejercicio 2019, es interesante observar las pautas constatables en las declaraciones efectuadas. A este respecto, es oportuno tener en cuenta algunas dificultades metodológicas, como las asociadas a que los datos del IRPF se refieren a las declaraciones presentadas, que comprenden tanto las individuales (claramente mayoritarias) como las conjuntas. Lo ideal sería poder efectuar una comparación tomando como referencia las unidades familiares. Por otro lado, no hay que olvidar que, evidentemente, no se incluyen los datos referentes a personas que, por distintos motivos, no han presentado declaración, como tampoco los ingresos eventualmente no declarados por los integrantes de los distintos tramos de renta. Y, todo ello, sin entrar a la consideración de otras matizaciones que exigiría la aplicación de un concepto de renta en sentido económico, que difiere del empleado por la normativa fiscal.

El número de declaraciones del ejercicio 2019 presentadas fue de algo más de 20 millones, si bien la cuota total (86.600 millones de euros) recayó en 13,7 millones. A efectos de análisis, agrupamos los datos en nueve intervalos de renta (en euros): 1º, hasta 10.500; 2º, de 10.500 a 21.000; 3º, de 21.000 a 30.000; 4º, de 30.000 a 45.000; 5º, de 45.000 a 60.000; 6º, de 60.000 a 90.000; 7º, de 90.000 a 120.000; 8º, de 120.000 a 240.000; 9º: más de 240.000.

A partir de un análisis simple de la información pueden destacarse los siguientes aspectos:

a.                De los datos de la base imponible se constata que la renta declarada se distribuye de manera desigual: el 90% de los declarantes con menor renta concentra los dos tercios de la renta total, mientras que el 10% con más renta aglutina un tercio.

b.                Tomando como referencia las declaraciones con cuota positiva, al primer 90% le corresponde aproximadamente la mitad de la cuota total y, al último 10%, la otra mitad.

c.                En los tres primeros intervalos de ingresos considerados, el porcentaje de la renta sobre el total es inferior a la participación respectiva en la cuota total, mientras que a partir del cuarto tramo ocurre lo contrario.

d.                Esa diferencia es cada vez más acusada, hasta llegar a los dos últimos (1% de los declarantes), que, con un 12% de la renta agregada, aportan un 21% de la cuota total.

Otro indicador fundamental es el tipo medio de gravamen, esto es, el cociente entre la cuantía del impuesto y la renta correspondiente. Dicho tipo medio, dejando al margen los niveles más bajos, que no tributan, va desde el 2%, para los declarantes con renta de 10.000 euros, hasta el 33%, para los contribuyentes con renta superior a 200.000 euros. Entre estos extremos, el tipo medio es cada vez mayor.

Sin perjuicio de entrar en un análisis pormenorizado, que depure los datos de las declaraciones conjuntas y evalúe el impacto del tratamiento de las rentas del capital mobiliario en los mayores niveles de ingresos, de lo anterior se desprende claramente que el IRPF español es un impuesto progresivo. La renta antes de impuesto se distribuye de manera bastante desigual entre los declarantes del IRPF, pero la carga de este impuesto se distribuye de forma más desigual, lo que es indicativo de un efecto corrector de las desigualdades resultantes del mercado.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)

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