16 de mayo de 2023

El euro digital: ¿una solución a la búsqueda de un problema?

 

El proyecto del euro digital sigue su curso, bien es cierto que, aparentemente, con un alcance más limitado del que se barajaba en un principio. Ya se verá el perfil específico que adopta en la práctica, pero eso no impide que se hayan desatado ya protestas por parte de algunos colectivos de detractores, temerosos de que esa nueva forma de dinero signifique la erradicación del efectivo o de que se utilice como una forma de control público. Como se recoge en diversas entradas de este blog, el euro digital presenta grandes ventajas potenciales, si bien suscita igualmente algunas reservas respecto a sus repercusiones sobre el papel de los intermediarios financieros y el canal del crédito.

Tales reservas se verán intensificadas en caso de que el saldo de las cuentas del euro digital quede, como se ha anunciado, muy limitado en su importe máximo. Así, la ventaja de la seguridad plena de los depósitos perdería considerable fuerza. Para Peter Bofinger, profesor de la Universidad de Würzburg, dicha limitación “es como un vino sin alcohol”. Su argumento es que la forzada abstinencia impuesta sobre el euro digital convencerá a los individuos de que no merece en absoluto la pena de molestarse con él[1].

La moneda proyectada se encontraría con el reto de convencer de que viene a dar una solución efectiva a problemas y deficiencias reales. De hecho, ya hay quien se plantea la pregunta que da título a esta nota[2].



[1] Vid. M. Arnold y S. Fleming, “The digital euro: a solution seeking a problem?”, Financial Times, 16-5-2023.

[2] Vid. M. Arnold y S. Fleming, op. cit.

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