Proveer
para los días de lluvia. Sigue siendo una de las máximas de la ortodoxia
presupuestaria. La expresión aún se emplea en la esfera de sector público
estadounidense. En el caso de España, su uso ha venido siendo mucho más
limitado, tanto en la forma como en el fondo. Pero, ya sea en el ámbito del
sector público, en el empresarial o en el familiar, el espíritu de la provisión
de fondos para los días de estrechez, carencia o necesidad es cada vez más
necesario.
Lo que
también parece quedar bastante claro es que, de apelarse a ese espíritu, será
preciso manejar alguna expresión distinta. Hablar ahora de rainy days
significa evocar un suceso raro y poco probable, casi una añoranza de tiempos
pasados. A pesar de ello, no hay que descartar que, entre los eventos inciertos
de consecuencias catastróficas sobre los que advierte Vito Tanzi, se encuentren
también algunos protagonizados por la lluvia. Ahora, para evocar aquellos días
de primavera, en los que la hierba crecía, agradecida del agua recibida, hemos
de contentarnos con disfrutar del momento del riego en el parque, y soñar por
un instante que ha regresado la lluvia, the (lost) gentle rain.