16 de abril de 2023

La vigencia de la Escuela de Salamanca, cinco siglos después

 

Ante un cúmulo de convulsiones económicas que se suceden sin solución de continuidad, el pensamiento económico se ve sometido a un desafío permanente, y las medidas de política económica convencionales quedan completamente desarboladas. Pero también en otras épocas ha habido grandes retos de ese tenor derivados de transformaciones extraordinarias. Así ocurría en la España del siglo XVI, en la que germinó la Escuela de Salamanca. Evocar su perspectiva metodológica y rememorar sus aportaciones doctrinales puede tener efectos reparadores y clarificadores en el confuso panorama en el que nos encontramos inmersos. Al hacerlo, no podemos dejar de asombrarnos del impresionante legado intelectual que nos dejaron los doctores escolásticos, como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta, Cristóbal de Villalón, Luis de Alcalá, Luis Saravia, Juan de Medina, o Tomás de Mercado.

Soslayadas durante mucho tiempo, las aportaciones de la Escuela salmantina alcanzaron mayor reconocimiento dentro de la comunidad académica gracias a los trabajos de la historiadora británica Marjorie Grice-Hutchinson, afincada en Málaga y Doctora honoris causa por su Universidad. En su magna obra “Historia del análisis económico”, Schumpeter no dudó en atribuir a dicho grupo la consideración de fundador de la economía científica. Y ello a pesar de que el planteamiento de los escolásticos -en su mayoría, frailes pertenecientes a órdenes mendicantes- tenía unas raíces y una finalidad morales. Su intención era armonizar la fe y la razón. Para ellos, no era posible encontrar una solución acertada de los problemas únicamente a partir de principios generales. Consideraban necesario descender al estudio y al análisis minucioso de las circunstancias que definen cada caso concreto. La compraventa de bienes y el dinero, al igual que la institución de la propiedad privada, eran elementos necesarios para facilitar la vida en sociedad, y será en función de esa finalidad cómo los doctores escolásticos valoren su moralidad.

Esa mentalidad abierta, complementada con un espíritu crítico y con la libertad necesaria para ejercerlo, permitió desplegar una impresionante agenda investigadora, que no deja de causar admiración. Una lista, incluso no exhaustiva, de sus contribuciones permite constatar lo anterior:

i.Desempeño de un papel decisivo para construir las bases del Derecho de gentes, origen del moderno Derecho internacional.

ii.Justificación del cobro de un interés en los préstamos como una especie de prima de riesgo, y por la consideración del factor tiempo (preferencia temporal).

iii.Noción de “precio justo” como aquel que resulta de la interacción de la oferta y la demanda, sin interferencias, fraudes, engaños, ni monopolios.

iv.Desarrollo de una teoría del valor subjetivo basado en la utilidad: el valor de una cosa no depende de su naturaleza objetiva, sino de la estimación subjetiva de las personas.

v.Esbozo de la teoría cuantitativa del dinero, según la cual el nivel de precios depende de la cantidad de dinero en circulación. Así, la inflación (la “revolución de los precios”) podía no deberse a la especulación de los mercaderes, sino al aumento de la cantidad de dinero en circulación (entrada de oro y plata procedentes de América).

vi.Identificación de la teoría de la paridad del poder adquisitivo: los vaivenes del mercado de divisas pueden estar relacionados con los cambios en los niveles de precios en los mercados interiores de los países cuyas divisas se intercambian.

vii.Delimitación de las tres funciones de dinero: medio de pago, unidad de cuenta y depósito de valor. Para su cumplimiento, debía tener un valor fijo. La adulteración de la moneda da lugar a un tributo ilegítimo.

viii.Explicación embrionaria de la creación de dinero por la banca, y de las burbujas crediticias, preparatoria de la teoría austriaca del ciclo económico.

ix.Anticipo de la idea moderna de responsabilidad social empresarial, al calificar la actividad comercial como deshonesta por sí misma, si se dirige exclusivamente al logro de la ganancia. Para ser lícita, además del sustento del comerciante, debe encaminarse a la satisfacción de necesidades sociales.

x.Defensa de principios generales de la imposición: los impuestos deben establecerse por una autoridad suprema por causa justa (bien común), con el consentimiento del pueblo (las Cortes), y de forma proporcionada.

Cinco siglos después de su florecimiento, las aportaciones de la Escuela de Salamanca, merecedoras del mayor reconocimiento por su papel en la conformación de la doctrina económica, siguen siendo una valiosa fuente de inspiración para abordar los problemas económicos. No sólo por su sabio contenido, sino también por su enfoque metodológico, basado en el criticismo científico y académico, bajo el estandarte supremo de la libertad de pensamiento.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)




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