Según dicta el Tratado de Funcionamiento
de la Unión Europea (TFUE), en su artículo 101, “Serán incompatibles con el
mercado interior y quedarán prohibidos todos los acuerdos entre empresas, las
decisiones de asociaciones de empresas y las prácticas concertadas que puedan
afectar al comercio entre los Estados miembros y que tengan por objeto o efecto
impedir, restringir o falsear el juego de la competencia dentro del mercado
interior”. La competencia libre y leal es un requisito primordial para el
funcionamiento de una economía que promueva el progreso social.
El respeto de las reglas del juego
en un terreno equilibrado no es solo necesario en los mercados de productos y
factores, también lo es, y en un grado superlativo, en el ámbito del
pensamiento. Las situaciones de monopolio y de monopsonio son especialmente
nefastas en el campo de las ideas. Como recuerda Popper, “El método científico
mismo tiene aspectos sociales. La ciencia, y más especialmente el progreso
científico, son los resultados no de esfuerzos aislados, sino de la libre competencia
del pensamiento. Porque la ciencia necesita cada vez más competencia entre
las hipótesis, y cada vez más rigor en los experimentos… En último lugar, el
progreso depende en gran medida de factores políticos, de instituciones políticas
que salvaguarden la libertad de pensamiento: de la democracia”.
Después de mencionar la
importancia del “factor humano”, continúa afirmando que la objetividad y la
ciencia “están basadas en la libre competencia del pensamiento; es decir, en la
libertad. Si se quiere que continúe el crecimiento de la razón y que sobreviva
la racionalidad humana, nunca se habrá de intervenir en la diversidad de los
individuos y de sus opiniones, fines y propósitos (excepto en casos extremos,
cuando la libertad política está en peligro)”.
Y acaba advirtiendo de que “el evolucionista que pide el control ‘científico’
de la naturaleza humanas no advierte lo suicida que es esta petición… El
control holístico, que llevaría no a la igualación de los derechos humanos,
sino a la de las mentes humanas, significaría el final del progreso”.