A lo largo del año 2022, la recaudación tributaria en España ha
venido alcanzando unos registros históricos. Los ingresos tributarios
gestionados por la Agencia Tributaria han crecido un 15,9% (un 16,8% en
términos homogéneos) en los 11 primeros meses de 2022 en comparación con el mismo
período de 2021.
Este incremento tan pronunciado, que no encuentra correspondencia
en otros países, causa asombro en el plano internacional. El diario Financial Times se ha hecho eco de dicha
evolución y ha tratado de encontrar las claves explicativas[1].
Los articulistas dejan al margen el impacto de la inflación, que mencionan de
pasada, y, en particular, la falta de ajuste de la imposición personal para
corregir el problema de la “progresividad en frío”, y se centran en el papel de
la “economía sumergida”.
La tesis que se sostiene es que, en el contexto de la crisis
pandémica, se ha reducido de manera significativa el peso de este sector
informal y esquivo a la tributación de nuestra economía. Según los testimonios
recogidos, ese supuesto cambio no obedece a una alteración de comportamientos
hacia mayores cotas de “moral fiscal”, sino, primordialmente, al hecho de
constituir el afloramiento de actividades y contratos la única vía para poder
acceder a las ayudas públicas instituidas a raíz de la crisis pandémica. El
retroceso del uso del efectivo puede haber incidido en el mismo sentido. Según
algunas de las opiniones recogidas, está por ver, sin embargo, si la tendencia
observada es o no reversible.
[1]
Vid. B. Jopson y F. Cocco, “’Shadow economy’ drives record jump in Spain’s tax
revenue”, Financial Times, 7-1-2023.