El IVA es una fuente primordial
de ingresos públicos en una amplia mayoría de países. Por razones históricas, es
una figura clave en los países de la Unión Europea (UE). Pese a su importancia
recaudatoria, el IVA presenta significativos desfases respecto a su potencial
normativo. Se estima que, en el año 2020, los Estados Miembros de la UE perdieron
93.000 millones de euros en concepto de ingresos por IVA. Aproximadamente un
25% de ese importe tuvo su origen en el fraude ligado a las operaciones interempresariales
intracomunitarias, más conocido como “fraude carrusel”.
La relevancia alcanzada por esta
atípica modalidad de fraude fiscal, que entra, no ya en la categoría de la evasión,
sino en la del desfalco a las arcas públicas, guarda una estrecha relación con
la supresión de las fronteras fiscales intracomunitarias desde el año 1993, y
en la no aplicación -tras sucesivos aplazamientos, ya de 30 años- del principio
del país de origen, que sería el coherente con la referida situación del
mercado único europeo.
Según el sistema “transitorio”
vigente, las operaciones de venta de un país a otro salen sin IVA. Al no
existir control aduanero, la empresa adquirente (A) no satisface IVA en su compra,
tan sólo tiene que efectuar un, intrascendente desde el punto de vista
recaudatorio, registro contable. La empresa adquirente forma parte de un
circuito delictivo de empresas en el que se llevan a cabo distintas
transmisiones, hasta llegar a la empresa (C) que vende a otra del otro país.
Esta empresa no tiene que cobrar IVA, pero sí tiene derecho a recuperar de Hacienda
el IVA soportado en sus compras. Un IVA que, sin embargo, no fue ingresado en
su momento por la empresa que efectuó la adquisición inicial.
Recientemente, la Comisión Europea
ha lanzado un programa de medidas orientadas a adaptar el IVA a la era digital[1].
Una de las medidas pretende hacer frente al mencionado fraude. Se trata de un
nuevo sistema de declaración digital en tiempo real basado en la facturación
electrónica. Al asegurar que las autoridades nacionales pueden disponer de una
trazabilidad de las operaciones entre Estados Miembros para fines del IVA en
tiempo real, estarán en una posición mucho mejor para impedir el fraude.
Otras medidas van encaminadas a
adaptar las reglas del IVA para la economía basada en plataformas, así como al
establecimiento de un sistema de registro único para empresas que venden a
consumidores en el ámbito de la UE.