16 de octubre de 2022

Blog “Tiempo vivo” 900: ¿sueño o realidad?

 

Desde arriba y a lo lejos, la ciudad se redescubre a sí misma, transmuta su apariencia, altera las distancias, deforma la percepción del tiempo. Así nos convertimos en espectadores de nosotros mismos, en observadores de nuestras vivencias. Pero, sumidos en el desconcierto, asentados en esa realidad desconocida, no alcanzamos a reconocernos. Quizás todo ha sido un espejismo o una mera ensoñación. Cómo pudo recorrerse esa distancia que ahora se antoja insalvable. Es quizás la hora de la retirada, a la espera de un otoño que se resiste a llegar. El pasado, el presente y el futuro se confunden por un instante, sin poder percibir dónde estamos nosotros. El tiempo parece haberse detenido, y no sabemos en qué lugar estaremos cuando reanude su marcha. Al abrir los ojos, buscamos a los otros pasajeros de nuestro tiempo, pero muchos ya no están.

Vuelvo a ras del suelo. La ciudad antigua ha desaparecido, y ahora me encuentro perdido en un dédalo de calles, sin saber por dónde se va al mar, y ni siquiera si existe. Una alarma de tonos inquietantes suena en mi bolsillo. Un extraño mensaje aparece en la pantalla del teléfono: “El tiempo, que estaba vivo, ha llegado a la cota 900, pero pronto dejará de estarlo”.

De pronto, un agente de policía me conmina a cambiar mi ubicación en una angosta plaza, donde empiezan a llegar, sigilosamente, grupos de personas ataviadas con prendas de apariencia cofrade. Una banda de cornetas y tambores anuncia el inicio de alguna procesión otoñal. El policía me insiste, y yo echo a correr por una callejuela estrecha y sombría, tal vez en la ruta hacia el mar. Pronto me doy cuenta de que no lograré. Una muchedumbre que camina hacia la plaza me bloquea el paso. Todos van provistos de máscaras aberrantes. Uno de ellos alza la mano y ordena que me detenga.





Entradas más vistas del Blog