La rentabilidad de la banca, pese
a sus negativas connotaciones sociales, tiene una importancia crucial para el
devenir de la economía real. Tiene también distintas implicaciones bien
conocidas en otros apartados. El Fondo Monetario Internacional ha publicado
recientemente un interesante trabajo acerca de los determinantes de la
rentabilidad bancaria centrado en el caso de Alemania[1].
Merece la pena adentrarse en el profundo análisis realizado, si bien aquí nos
limitaremos simplemente a reseñar un aspecto, aparentemente secundario, pero
que encierra una importante significación. Además de evocar, ineludiblemente,
una relevante parcela del sistema financiero español, hoy desaparecida.
En Alemania, las sparkassen (cajas
de ahorros) y los landesbanken (instituciones de cabecera de las cajas
de ahorros) acaparan una cuarta parte de los activos totales del sistema
bancario. Ambos grupos de entidades constituyen el sector bancario público, completado
con bancos públicos de desarrollo nacionales y regionales. Por su parte, las
cooperativas de crédito concentran un 11% de los activos del sector bancario.
En el referido estudio se identifica
“un mandato explícito de una gran parte del sistema bancario -cooperativas y
cajas de ahorros- para maximizar el bienestar de los grupos de interés en vez
de los beneficios” como uno de los factores que afectan a la rentabilidad (pág.
5): “Las instituciones públicas son gobernadas por disposiciones públicas con
un mandato para promover el desarrollo económico de sus regiones, lo que
incluye subvencionar la provisión de bienes públicos locales, como facilidades
para el esparcimiento y los festivales de arte” (pág. 8).
En un contexto de tendencia al
auge del denominado capitalismo de los grupos de interés, no deja de llamar la
atención la observación contenida en el informe citado.