10 de septiembre de 2022

La teoría de los sentimientos morales: el lado menos conocido de A. Smith

 

Especialmente desde el desencadenamiento de la gran crisis económica y financiera internacional, en la segunda mitad de la primera década del presente siglo, vienen oyéndose cada vez más voces que reclaman la reconversión de la ciencia económica, de manera que incorpore ciertas perspectivas comúnmente ignoradas en el análisis económico convencional. Partículas énfasis se pone en el componente ético y moral, a cuya ausencia se imputa en gran medida la combustión de una crisis cuyo origen no acababa de comprenderse. ¿Qué opinaría de ese tipo de prescripciones alguien tan significado como Adam Smith, cuya imagen se asocia al egoísmo imperante en una economía capitalista de mercado?

La faceta del padre de la Economía moderna como filósofo y moralista es menos conocida, eclipsada históricamente por la fuerza arrebatadora que emana de la colosal “Riqueza de las naciones”. Sin embargo, más de un cuarto de siglo antes de la aparición de esta obra cumbre Smith publicó “La teoría de los sentimientos morales”, cuya lectura nos descubre aspectos inusitados de quien avanzó la explicación de lo que, mucho después, se formalizaría como primer teorema fundamental de la Economía del bienestar.

“Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y hacen que la felicidad de éstos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla. Tal es el caso de la lástima o la compasión, la emoción que sentimos ante la desgracia ajena cuando la vemos o nos la hacen concebir de forma muy vívida”. De esta forma arranca “La teoría de los sentimientos morales”, contribución de primer orden, de consulta ineludible ante cualquier proceso de reconstrucción de la Economía.



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