11 de septiembre de 2022

La situación financiera de las familias españolas

 

Recientemente, el Banco de España ha publicado los resultados de la Encuesta Financiera de las Familias correspondientes a la séptima edición, basada en las entrevistas realizadas a una amplia muestra de hogares, entre noviembre de 2020 y junio de 2021. La Encuesta permite poner de manifiesto un conjunto de aspectos relevantes para el conocimiento de la situación financiera de las familias. Entre otros, pueden destacarse los siguientes:

1.      La renta mediana como indicador más representativo que la renta media: La renta media de las familias asciende a 38.900 euros, pero, ante una distribución bastante desigual de los ingresos, la mediana (29.400 euros) es un indicador más representativo del nivel de renta (la mitad de los hogares queda por debajo y la otra mitad por encima de dicho valor).

2.      Unos ingresos (antes de impuestos) desigualmente distribuidos: Existe un considerable grado de concentración de la renta, ya que el 10% de las familias mejor situadas recibe casi un tercio de la renta bruta total. No obstante, al incluirse los impuestos directos y las cotizaciones sociales, no se aprecia el efecto corrector por la vía fiscal.

3.      La educación como factor explicativo de las diferencias de renta: El nivel educativo se evidencia como un determinante fundamental de la renta. La renta mediana de los hogares cuyo cabeza de familia tiene estudios universitarios (46.700 euros) más que duplica la de aquellos en los que el referido nivel de estudios es inferior al del bachillerato (21.900 euros).

4.      Una riqueza más concentrada que la renta: La riqueza neta (activos reales más activos financieros menos deudas) mediana de las familias se sitúa en 122.000 euros. La concentración de la riqueza es superior a la de la renta. A pesar de que un 10% de las familias concentra un 54% del total, el grado de desigualdad es muy inferior al existente en otros países europeos.

5.      La importancia de la vivienda principal dentro de la riqueza familiar: La vivienda principal es el activo más importante de las familias, ya que representa el 53% del valor de los activos reales para el conjunto de hogares, y un 42% del valor de los activos totales. Aproximadamente, tres de cada cuatro hogares son propietarios de su vivienda principal. No obstante, se aprecia una caída en la tasa de propiedad de los hogares, que era del 83% en 2011. La caída es especialmente significativa entre los hogares más jóvenes (menores de 35 años), desde el 69% en 2011 al 36% en 2020.

6.      La disponibilidad de otras viviendas: Adicionalmente, el 33% de las familias poseía, a finales de 2020, una vivienda distinta de la principal.

7.      La tenencia de activos financieros: Casi la mitad de las familias (45%) tiene algún activo financiero distinto a una cuenta bancaria. El grado de diversificación de la cartera de activos varía claramente con el nivel de riqueza. Para la mayoría de las familias, en los últimos años se observa una disminución de las posiciones en fondos de inversión y un aumento de los saldos en cuentas bancarias.

8.      Una deuda muy ligada a la compra de la vivienda principal: A finales de 2020 un 57% de los hogares tenía algún tipo de deuda, la proporción más alta desde 2002 (43%). Entre los hogares endeudados, el importe mediano pendiente era de 33.300 euros. Para este conjunto de hogares, la carga de la deuda (pagos por amortización e intereses) representaba un 16% de la renta del hogar, pero superaba el 27% en las familias con menor nivel de renta. Para el total de las familias, un 67% de la deuda pendiente corresponde a la compra de la vivienda principal.

9.      Vulnerabilidad financiera ante la subida de los tipos de interés: Ante una subida de los tipos de interés, el grado vulnerabilidad financiera de las familias era, según el Banco de España, menor que el existente en 2008 o 2011.

10.   Exclusión financiera asociada a la digitalización: Si bien, desde 2002, se ha producido un aumento notable en el uso de la banca online por parte de los hogares, dicho uso permanece en niveles muy reducidos para determinados colectivos, como los hogares de mayor edad y de menor renta, lo que refleja un problema de exclusión financiera.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)




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