Es
lo que considera Torsten Bell, director ejecutivo de la Resolution Foundation[1].
A partir de los extraordinarios incrementos del coste de la energía para las
familias británicas, haciendo un paralelismo con la gran crisis financiera
internacional de hace unos años, considera que se ha alcanzado ya un “momento Northern
Rock” y que se vislumbra otro “momento Lehman Brothers”. En este contexto,
recuerda que “eventos singulares a menudo cristalizan un cambio, forzando a los
políticos a tomar conciencia del hecho de que son requeridos a actuar de formas
que parecían inimaginables solo unas semanas antes”.
Hasta
ahora, según él, la respuesta del gobierno de su país ha sido insistir en que
los consumidores afronten el verdadero coste de la energía a fin de establecer fuertes
incentivos para reducir el consumo. Al mismo tiempo, proporcionaba descuentos y
pagos genéricos, particularmente para los perceptores de prestaciones sociales,
con objeto de cubrir parte de tales costes. Es esta una respuesta típica de
manual, que estima apropiada cuando las facturas de la energía llegan a las
2.000 libras, pero que deja de ser viable cuando tales costes más que duplican
esa cifra.
Entiende,
por tanto, que “la escala de la crisis reclama un enfoque radical. Tendremos
que topar los costes de la energía por debajo de los niveles del mercado, por
lo que es el momento de centrarse en las difíciles cuestiones relacionadas… Una
tarifa social radical sería el mejor enfoque selectivo para aquellas personas con
menores niveles de ingresos, que son quienes ven crecer más sus facturas, pero
es más difícil de implementar que una reducción de precios generalizada”, y se
declara partidario de recurrir al endeudamiento, y de aplicar impuestos sobre
beneficios extraordinarios y otros de solidaridad. Se trata de una posición que
gana adeptos, como es el caso de Martin Wolf, quien justifica tales medidas por
estar en una fase equiparable a un período de guerra[2].
Sin
paños calientes, la Resolution Foundation advierte de que “se aproxima una
catástrofe. Un gran incremento en las facturas de la energía en el invierno era
siempre algo difícil de afrontar, pero la explosión de lo que ahora está en curso
será totalmente inmanejable para millones de hogares. El aumento en la escala
del problema requerirá una respuesta de política económica diferente, no simplemente
más amplia”[3].