18 de septiembre de 2022

El enigma de los viñadores homicidas

 

Suelen las Sagradas Escrituras ser un refugio donde encontrar asilo temporal ante las inclemencias que se suceden en el largo y duro caminar. Adentrarse en sus páginas es como si se abriera la puerta de un pasadizo que nos lleva a lugares ignotos donde todo es posible. A todo caminante se le ofrece la oportunidad de solazar su espíritu y reparar las heridas. Sin embargo, el viajero debe estar advertido de que también allí le aguardan sorprendentes episodios marcados por una violencia extrema, así como pruebas y enigmas que desafían el entendimiento y la razón del común de los mortales.

Pese a la concisión del relato recogido -con ligeras variantes- en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, la parábola de los viñadores homicidas sobresale en ambas facetas. En la historia se describe el violento carácter de los arrendatarios de una viña, plantada en su día por su propietario y entregada en arrendamiento. Aquellos no dudan en matar, o maltratar y rechazar, a los sucesivos emisarios del propietario para recabar los frutos pactados en el acuerdo de cesión. Después de que el propio hijo corra la misma suerte, plantea Jesús qué debe hacer el dueño de la viña con los labradores, cuando acude él mismo a tratar de solucionar la situación.

La opción de castigar a los malvados y entregar la viña a otros labradores respetuosos y cumplidores es cuestionada por Jesús, quien recuerda estas sagradas palabras: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, advirtiendo de que “Todo el que caiga sobre la piedra se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, lo aplastará”.

Da la impresión de que es preferible asumir la gestión directa de los activos propios, procurando obtener los mayores frutos. No hay que perder de vista que hay un vigía supremo del bienestar colectivo que no dudará en ejercer sus facultades expropiatorias ante el más mínimo incumplimiento. El arrendamiento de activos “core” no goza de gran predicamento, por lo que parece aconsejable que el capitalista se disponga a ejercer también de productor directo.

Existen, sin duda, interpretaciones autorizadas sobre el sentido de esta impactante parábola que aclaran el significado de la viña, el pueblo de Israel, y el de la piedra rechazada, Jesús. Así es, pero, para profanos en la materia, la búsqueda de la lógica económica se topa con un enigma complicado de resolver.





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