Puede
que Internet haya acortado las referencias de tiempo y espacio, configurando un
mundo prácticamente unificado en tiempo real para la transmisión de
información, pero ese milagro convive con un panorama de enormes divergencias
en las condiciones y los tiempos de desplazamiento en el transporte terrestre.
Pese a todo, las carreteras siguen teniendo una gran influencia en la
productividad y en el desarrollo económico de los distintos países.
El
FMI ha elaborado una medida de la calidad de las carreteras en 162 países que
cuantifica el tiempo medio de desplazamiento entre grandes ciudades dentro de
un mismo país. Del estudio se desprende que las carreteras más rápidas del
mundo se encuentran en los países más ricos, mientras que las más lentas se
localizan en los más pobres, lo que se considera constituye un importante
obstáculo para un desarrollo inclusivo[1].
A
tenor del mosaico observado en el mapamundi adjunto, con velocidades medias tan
dispares, las expectativas de duración del tiempo de desplazamiento han de ser
muy diferentes, aun cuando siempre haya que contar con el factor sorpresa en
las autopistas de peaje. En función de tales expectativas, es posible que también
difiera la percepción del paso del tiempo.