17 de agosto de 2022

La difícil forja de un prestatario en la etapa postcarrolliana

 

Durante años hemos vivido en una especie de país de la Alicia de Carroll, al menos en lo concerniente a los tipos de interés. La aplicación de tipos de interés negativos era, según numerosos analistas, un indicio de alguna anomalía que acabó por percibirse como algo natural y lleno de lógica. El abrupto retorno de la inflación ha venido a finiquitar -habrá que ver por cuánto tiempo- esa atípicamente prolongada fase de tipos de interés ultrarreducidos, y ha pillado de sorpresa a miles de prestatarios que no acaban de entender cómo ha podido producirse semejante cambio. En particular, aquellas personas que anhelaban convertirse en propietarias de su vivienda, y que no tuvieron la oportunidad de cerrar antes el esquema de financiación, se ven afectadas por una desdicha en términos comparativos.

De nuevo, la disyuntiva entre concertar un préstamo a tipo de interés fijo o a tipo de interés variable se plantea ineludiblemente, en una elección en la que, como siempre, se contrapone la mayor o menor certeza de las cuotas hipotecarias con el importe de éstas. Ante esta situación, los operadores del mercado crediticio se disponen a ofrecer distintas alternativas. En Reino Unido, una nueva entidad prestamista acaba de obtener autorización para ofrecer préstamos hipotecarios a plazos de 30 años o más, hasta 50, con tipos de interés fijos del orden del 4 o 4,5% anual[1].

Seguramente, quienes tienen que afrontar ahora unos mayores tipos de interés nominales no estén muy receptivos a repasar los fundamentos teóricos de la configuración de los tipos de interés en un contexto inflacionario, con la diferenciación de los componentes real e inflacionario. Habrá que dejar para otro momento esa exposición. Ahora, lo relevante es hacerse una idea del impacto de la contratación de un préstamo hipotecario a tipo de interés fijo, en función del plazo y del tipo de interés anual. Es lo que se refleja en el cuadro y en el gráfico adjuntos. También conviene reflexionar ante la asunción de un tipo de interés variable. Hay apuestas que salen ganadoras, pero otras resultan, a la postre, claramente perdedoras.






[1] Vid. E. Dunkley, “New UK lender plans 50-year fixed rate mortgages”, Financial Times, 15-8-2022.


Entradas más vistas del Blog