En
diversas notas publicadas en este blog se hace referencia a la improcedencia de
utilizar el indicador habitual de la presión fiscal (total de ingresos fiscales
como porcentaje del PIB) con la intención de reflejar la magnitud de la carga tributaria
soportada individualmente por un contribuyente efectivo. Una ratio de presión
fiscal puede ser relativamente baja en términos agregados, pero puede encubrir
unas cargas elevadas para quienes soporten realmente el peso de la carga
tributaria.
La
OCDE, en un informe ya bastante antiguo, reconocía esta posibilidad incluso en
la etapa del franquismo, en la que la presión fiscal alcanzó unas cotas
bastante exiguas. Sin embargo, se trata de un fenómeno que, a tenor de
distintos indicios, ha podido darse en épocas anteriores, con un sistema fiscal
escasamente desarrollado, como el prevaleciente en la España del siglo XVI. Según
diversas estimaciones, la presión fiscal de entonces podría situarse en torno
al 8%[1].
Como pone de relieve Joseph Pérez, “la sociedad del siglo XVI es una sociedad
estamental, fundada en el privilegio, y el privilegio esencial es la exención
fiscal: el noble no contribuye en los servicios, en los pechos. Todas las
diferencias vienen a reducirse a ésta: se es hidalgo o pechero… La proporción de
hidalgos en la población (un 10 por 100 del conjunto) es importante… la carga
tributaria pesa sobre todo en el campesinado y en los pobres”[2].
“¿Qué
caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera,
portazgo ni barca?”, preguntaba, enojado, don Quijote, buen conocedor del
repertorio de ingresos fiscales, como de las diferencias existentes dentro de
una sociedad marcadamente estamental. Hoy día, las fuentes de las divergencias
en las cargas tributarias efectivas hay que buscarlas en otros factores, que no
pueden pasar desapercibidos al hacer comparaciones interpersonales e internacionales.
[1]
Vid. “El Quijote y los tributos: la fiscalidad en la época de Cervantes”,
eXtoikos, número especial 1, 2016.
[2] Vid. “Edad Moderna”, en J. Valdeón, J. Pérez y S. Juliá, “Historia de España”, Espasa, 2006, págs. 252-253.