23 de agosto de 2022

Gasto público y crecimiento económico: una relación compleja

 

Aunque el cuánto constituye el foco habitual en relación con el gasto público, tienen también una gran importancia otras perspectivas, concretamente la de en qué, la de cómo, y la de para qué. Así, son cada vez más los estudios que se centran en estas otras vertientes. La incidencia del gasto público en el crecimiento económico, la eficiencia en el uso de los recursos, y la efectividad de las actuaciones desarrolladas son algunas de las cuestiones que reclaman la atención. Sin embargo, su trascendencia rivaliza con las extraordinarias dificultades metodológicas para obtener resultados sólidos, objetivos y comparables internacionalmente.

Tales dificultades quedan patentes, ya de entrada, cuando constatamos la falta de consenso de los analistas a la hora de tipificar las diferentes categorías de gasto público según su impacto en el proceso de crecimiento económico. A ello se añade la considerable simplificación que se utiliza en la práctica a efectos clasificatorios. Con tales reservas, para el conjunto de la Unión Europea en el año 2016, el gasto público considerado “amigable para el crecimiento” representaba en torno a una tercera parte del total[1].

Esta es la tipificación del gasto utilizada: Categorías más proclives al crecimiento: educación, I+D, sanidad, transporte y comunicaciones; categorías menos proclives: servicios públicos generales (excluyendo los pagos relacionados con las transacciones de la deuda), orden público y seguridad, defensa, asuntos económicos, protección medioambiental, vivienda y servicios comunitarios, ocio, cultura y religión, y gastos de intereses de la deuda.



[1] Vid. A. Cepparulo y G. Mourre, “How and how much? The growth-friendliness of public spending through the lens”, European Economy Discussion Paper 132, European Commission, octubre 2020, pág. 11.


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