La “identidad de
Kaya” no es una construcción demasiado intrincada. Señala, simplemente, que el
total de emisiones de CO2 viene explicado por el producto de cuatro
factores: i) el número de personas en el mundo; ii) el PIB por habitante; iii)
la intensidad en energía de la producción de bienes y servicios; y iv) la
intensidad en carbono de la energía utilizada.
En verdad, no hay
que realizar un esfuerzo intelectual descomunal para llegar a esa descomposición.
Como en otro tipo de identidades similares, lo que, en realidad, viene, en este
caso, a decirse, es que la cifra total de emisiones es igual a… la cifra total
de emisiones.
De planteamiento
extremadamente simple como es, nos coloca, sin embargo, ante una tesitura
delicada e inquietante, por cuanto nos enfrenta a tres opciones para disminuir
la referida cifra de emisiones: rebajar la intensidad energética y contaminante
del PIB, disminuir el nivel de renta medio por habitante, y frenar el ritmo de crecimiento
de la población. En un próximo artículo remitido para su publicación en el
diario “Sur” se aborda con más detalle ese complicado menú.