7 de marzo de 2022

Los impuestos punitivos como arma estratégica antibelicista: la propuesta de Hausmann

 

Los impuestos son un elemento muy versátil. Suelen dar mucho juego, en los más variados campos. A lo largo de la historia también han sido factores desencadenantes de conflictos sociales y políticos, e, incluso, de guerras. Sin embargo, pueden ser también un instrumento para infligir un castigo a una de las partes contendientes en un conflicto bélico, de mayor eficacia que determinadas sanciones económicas, que, en ocasiones, pueden tener efectos contraproducentes.

Las sanciones son más efectivas y creíbles si imponen grandes costes sobre el objetivo pretendido, al tiempo que conllevan repercusiones, para quienes las imponen, que sean escasas o, aún mejor, positivas. Es lo que recuerda Ricardo Hausmann, quien, en su lugar, propone aplicar impuestos punitivos sobre el petróleo y el gas de Rusia.

Aunque, en una primera aproximación, podría dar la impresión de que un impuesto de esa naturaleza aumentaría el precio de la energía, y haría aun más insostenible el gasto energético de los consumidores occidentales, sostiene que no este el caso, apelando a los fundamentos de la teoría de la incidencia económica de los impuestos[1].

Como se expone en diferentes entradas de este blog[2], cuando se aplica un impuesto en un mercado de bienes o de factores, la distribución de la carga tributaria entre oferentes y demandantes depende las magnitudes de las respectivas elasticidades respecto al precio. Así, cuanto más elástica es la demanda, mayor parte de la carga es soportada por los productores, dado que los consumidores disponen de más opciones. Y cuanto más inelástica es la oferta, de nuevo, una mayor parte de la carga recaerá sobre los productores, puesto que tienen menos opciones.

Según Hausmann, esa es la situación que Occidente afronta respecto a la energía procedente de Rusia, donde el coste de producción de un barril de petróleo (excluyendo impuestos y el coste del capital) es de $5,67. Aunque el precio del barril se encuentra ahora por encima de $100, incluso si el precio de un barril cayera a $6, interesaría a los productores mantener, al menos a corto plazo, sus ventas.

Un impuesto global punitivo sobre el petróleo ruso, por ejemplo, de $90, o del 90%, por barril de petróleo, podría permitir, según los cálculos del catedrático de Harvard y exministro de planificación de Venezuela, extraer y transferir al resto del mundo unos $300.000 millones anuales de la economía rusa, equivalentes a un 20% de su PIB en 2021.






[1] Vid. “The case for a punitive tax on Russian oil”, Project Syndicate, 26-2-2022.

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