Hace muy poco, la
London School of Economics (LSE) lanzó el Hub for Equal Representation
in the Economy, que se autodefine como “un equipo de investigadores
económicos punteros de la LSE que están centrados en encontrar vías efectivas
para mejorar la representación de las mujeres y las minorías en el trabajo”.
En una de las
investigaciones publicadas[1], se
analizan datos de más de 100.000 empleados en una multinacional, a lo largo del
período 2015-2019, en 101 países. Las variables estudiadas son la brecha salarial
de género y la participación de la mujer en la población activa.
En el gráfico
adjunto se representa la brecha salarial de género (la diferencia entre el
salario de las mujeres y el de los hombres expresada como porcentaje del salario
de los hombres) (eje vertical) y la ratio de la participación de las mujeres en
la población activa respecto a la de los hombres (eje horizontal).
Según los datos
recogidos en el gráfico, en una serie de casos se da una brecha salarial de
género invertida: las mujeres están mejor pagadas que los hombres. Resulta
bastante llamativo el considerable número de países que se sitúan por encima de
la línea central, que refleja la paridad salarial.
La relación entre
las dos variables analizadas es negativa, lo que indica que las mujeres ganan
más que los hombres en países donde las primeras es menos probable que trabajen
fuera del hogar (op. cit., pág. 5).
La explicación de
este hecho puede radicar en que, “en un país donde las barreras para el trabajo
de las mujeres en el mercado laboral son altas, las pocas mujeres que tienen
empleos en compañías multinacionales son buenas de manera destacada. Estas
figuras son promocionadas y pagadas por encima del hombre medio”[2].
[1]
Vid. N Ashraf,
O. Bandiera, V.
Minni, y V. Quintas-Martínez,
“Mind the gap: what gender differences in pay tell us about untapped talent”,
mayo 2021.
[2] Vid.
Harford, “Hard truths about the gender pay gap”, Financial Times, 21-1-2022.