Sin
lugar a dudas, el teorema de Modigliani y Miller, formulado en el año 1958, es
una de las aportaciones más relevantes de la teoría económica, singularmente en
el campo de la Economía Financiera[1]. Ambos
economistas, galardonados en distintos años con el Premio Nobel de Economía,
sostienen que “el valor de mercado de cualquier empresa es independiente de su
estructura de capital”. Ha de precisarse que se llega a esta conclusión en un
marco, realmente ficticio, de ausencia de imposición y de
imperfecciones en los mercados de capitales y de información.
El
artículo original es considerablemente denso, detallado y minucioso. También
altamente complejo. Por ello, a la hora de abordar un aspecto tan importante
como la forma de financiación de las compañías, conviene retornar a esa
contribución clásica de la literatura económica. Pero no se trata ahora de
adentrarse en esos contenidos tan arduos, sino simplemente mencionar una
cuestión menor, pero un tanto intrigante, al menos aparentemente, en una
primera impresión. Me la plantea un alumno que, como recomendación para la
elaboración de un trabajo de fin de grado, está utilizando el mencionado
trabajo.
En
la parte introductoria del artículo se recoge la siguiente frase: “… by
proceeding as though physical assets -like bonds- could be
regarded as yielding known, sure streams”.
La
intriga se centra en las palabras que aparecen en cursiva (no en el texto
original). Literalmente, se hace referencia a los “activos físicos -como los
bonos-…”. A primera vista, resulta bastante desconcertante. En una revista tan
prestigiosa, académica y formalmente, como la American Economic Review
es sumamente improbable -casi imposible- que pueda deslizarse un error o una
errata. No obstante, en algunos números aparecen menciones de esta
última naturaleza. En los inmediatamente siguientes al mencionado no se
encuentra, sin embargo, ninguna en tal sentido.
Ahora
bien, la mención a los activos físicos en párrafos siguientes invita a excluir
que la referencia fuera a los activos financieros en vez de a los físicos. Dado
que lo que se pretende fijar es un marco de análisis en el que se considera que
los activos físicos generan una corriente de renta segura, como la que se
deriva de un bono a interés fijo, la hipótesis más plausible es que,
justamente, se equiparan, a tal efecto, los activos físicos con los bonos.
¿Podría, no obstante, haberse ubicado el “like bonds” en otra parte de
la frase?
En
cualquier caso, se trataría de un enigma menor. Para enigmas, algunos de los
que aparecen implícitos en el desarrollo analítico, o los que quedan planteados
en las escasamente expresivas conclusiones del artículo. Lo anterior no obsta
para que dijeran claramente que “queda[ba] mucho por hacer antes de que el
coste del capital pu[diera] ser apartado en el estante entre los problemas
resueltos”. Más de 60 años después de esa conjetura, da la impresión de que no
iban muy desencaminados.
[1]
F. Modigliani, y M. H.
Miller, “The cost of capital, corporation finance and the theory of
investment”, The American Economic Review, vol. 49, nº 3, 1958.