19 de enero de 2022

Activos físicos como bonos: ¿el enigma Modigliani-Miller?

 

Sin lugar a dudas, el teorema de Modigliani y Miller, formulado en el año 1958, es una de las aportaciones más relevantes de la teoría económica, singularmente en el campo de la Economía Financiera[1]. Ambos economistas, galardonados en distintos años con el Premio Nobel de Economía, sostienen que “el valor de mercado de cualquier empresa es independiente de su estructura de capital”. Ha de precisarse que se llega a esta conclusión en un marco, realmente ficticio, de ausencia de imposición y de imperfecciones en los mercados de capitales y de información.

El artículo original es considerablemente denso, detallado y minucioso. También altamente complejo. Por ello, a la hora de abordar un aspecto tan importante como la forma de financiación de las compañías, conviene retornar a esa contribución clásica de la literatura económica. Pero no se trata ahora de adentrarse en esos contenidos tan arduos, sino simplemente mencionar una cuestión menor, pero un tanto intrigante, al menos aparentemente, en una primera impresión. Me la plantea un alumno que, como recomendación para la elaboración de un trabajo de fin de grado, está utilizando el mencionado trabajo.

En la parte introductoria del artículo se recoge la siguiente frase: “… by proceeding as though physical assets -like bonds- could be regarded as yielding known, sure streams”.

La intriga se centra en las palabras que aparecen en cursiva (no en el texto original). Literalmente, se hace referencia a los “activos físicos -como los bonos-…”. A primera vista, resulta bastante desconcertante. En una revista tan prestigiosa, académica y formalmente, como la American Economic Review es sumamente improbable -casi imposible- que pueda deslizarse un error o una errata. No obstante, en algunos números aparecen menciones de esta última naturaleza. En los inmediatamente siguientes al mencionado no se encuentra, sin embargo, ninguna en tal sentido.

Ahora bien, la mención a los activos físicos en párrafos siguientes invita a excluir que la referencia fuera a los activos financieros en vez de a los físicos. Dado que lo que se pretende fijar es un marco de análisis en el que se considera que los activos físicos generan una corriente de renta segura, como la que se deriva de un bono a interés fijo, la hipótesis más plausible es que, justamente, se equiparan, a tal efecto, los activos físicos con los bonos. ¿Podría, no obstante, haberse ubicado el “like bonds” en otra parte de la frase?

En cualquier caso, se trataría de un enigma menor. Para enigmas, algunos de los que aparecen implícitos en el desarrollo analítico, o los que quedan planteados en las escasamente expresivas conclusiones del artículo. Lo anterior no obsta para que dijeran claramente que “queda[ba] mucho por hacer antes de que el coste del capital pu[diera] ser apartado en el estante entre los problemas resueltos”. Más de 60 años después de esa conjetura, da la impresión de que no iban muy desencaminados.



[1] F. Modigliani, y M. H. Miller, “The cost of capital, corporation finance and the theory of investment”, The American Economic Review, vol. 49, nº 3, 1958.

 


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