17 de diciembre de 2021

Guardaespaldas contra la inflación: “wanted (with or without TIPS)”

 

Hace tan sólo un año, en un encuentro en el que participaban cualificados especialistas en mercados financieros, recuerdo el escepticismo de algunos de ellos cuando comentaba el pronóstico de Goodhart y Pradhan sobre el crecimiento de los precios[1]. Sin embargo, diversas circunstancias se han alineado para que la inflación, esa temible bestia capaz de ocasionar terribles daños en el tejido económico, la estructura social y el orden político, que permanecía recluida en las catacumbas, vuelva a enseñar, de momento de forma contenida, sus amenazantes garras.

Tan notoria ha sido su ausencia durante años que hasta llegó a convertirse en (moderado) objeto del deseo. Pero no ha tenido que hacerse notar en demasía -sobre todo, en términos comparativos con algunos registros históricos- para que se haya desatado una carrera en búsqueda de protección contra ella.

Como siempre suele ocurrir, en función de la posición de cada agente en el mercado, así será su capacidad de selección y contratación de algún eficaz guardaespaldas. Los inversores son un colectivo normalmente bien pertrechado para la búsqueda de fórmulas protectoras. Varios son los requisitos para ello. El primero, sin duda, es el más relevante: disponer de fondos que puedan movilizarse. Los activos con rendimientos vinculados a la inflación, o aquellos cuyo valor tienda a incrementarse o a mantenerse en términos reales, han comenzado a acaparar la atención.

K. Duguid, M. Darbyshire, D. Thomas y E. Platt ofrecen, desde Nueva York, una breve pero ilustrativa síntesis de las tendencias en curso[2]. Varias son las opciones planteadas, no necesariamente excluyentes, si se dispone de recursos suficientes:

- Títulos de deuda pública protegidos contra la inflación, esto es, títulos cuyo valor nominal se va ajustando en función de la evolución del índice general de precios. De esta manera, con un tipo de interés fijo, y un aumento de precios, el interés devengado aumenta en términos nominales y se mantiene en términos reales. Otra posibilidad sería la de ir ajustando el tipo de interés, incorporando al tipo inicial de referencia que se elija el componente de la tasa de inflación. En Estados Unidos, los TIPS (“Treasury-Protected Inflation Securities”) adoptan el primer enfoque. Merece la pena ver con más detalle la diferencia, lo que dejaremos para una entrada posterior. Los TIPS pueden ser una buena propina a efectos didácticos en el ámbito de la educación económica y financiera.

-Oro, considerado un “activo refugio” en tiempos de inflación, que, sin embargo, de momento, no está registrando una demanda significativa por parte de los inversores.

-Criptomonedas, elegidas por algunos inversores como una opción atractiva, a pesar de su notoria volatilidad.

-Activos inmobiliarios, sobre la base de que los alquileres tienden a elevarse en fases de inflación.

-Commodities: algunas de éstas (cobre, petróleo, soja…) han concentrado últimamente importantes flujos de capitales, por considerarse que pueden ser buenas coberturas ante la inflación.




[2] “Investors pour billion of dollars into inflation-linked assets”, Financial Times, 15 de diciembre de 2021.


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