La noción de renta desde el
punto de vista fiscal ha estado marcada por un alto grado de controversia a lo
largo de la historia del pensamiento económico. Los economistas, alineados en
torno a la tradición Schanz-Haig-Simons (SHS), han venido defendiendo un modelo
de IRPF basado en la noción de renta extensiva, que difiere notablemente de la adoptada habitualmente en los sistemas tributarios reales, bastante más
restrictiva[1]. Contrariamente
a los postulados económicos, las revalorizaciones de los activos que no se
venden (ganancias de capital no realizadas) no son objeto de gravamen. Sólo lo
son en el momento en que los activos se transmiten, por una u otra vía. No
obstante, en caso de existir un impuesto sobre el patrimonio, los incrementos
de valor serían tenidos en cuenta en el ámbito de esta figura impositiva.
Este es uno de los apartados
en los que, en los últimos años, vienen centrándose las propuestas fiscales de
destacados miembros del Partido Demócrata de Estados Unidos. Otro es el de las
contribuciones a exigir a los contribuyentes más ricos[2]. El senador Ron Wyden,
presidente del comité de finanzas del Senado, es uno de los más activos en este
terreno.
En una escueta nota reciente
plantea una propuesta de gran interés[3]. Ésta consiste en
el denominado “Billionaires Income Tax”, que se aplicaría exclusivamente a
aquellos contribuyentes con una renta anual superior a $100 millones o con más
de $1.000 millones en activos durante 3 años consecutivos.
En su propuesta incorpora el
criterio SHS respecto a los activos comercializables en el mercado como las
acciones, que serían objeto de valoración anual. Los propietarios serían
gravados por las ganancias o generarían un derecho a la deducción por las
pérdidas, con independencia de que vendan o no los activos.
En el caso de activos
inmobiliarios, sólo se tributaría en el momento de la venta, pero se aplicaría
un componente denominado “cantidad de recuperación del diferimiento”. Éste
equivaldría a un interés sobre el impuesto diferido durante el período en el
que el contribuyente conservó el activo de que se trate en propiedad. El
referido importe se calcularía distribuyendo la ganancia total por igual entre
los años del período de tenencia, y se giraría un tipo de interés sobre el
impuesto no pagado en función del tiempo de diferimiento.
Algunos estudiantes de Economía suelen mostrarse bastante reacios o escépticos respecto al concepto de renta de Haig-Simons, en el contexto antes señalado. Quizás su opinión pueda cambiar al conocer la propuesta del senador Wyden, que, además de respaldar los planes de gasto del presidente Biden, tendería a ampliar la base del impuesto sobre la renta, y vendría a demostrar que el planteamiento de SHS puede ser algo más que una mera elucubración teórica. Wyden sirve de apoyo a Biden, pero también a la difícil tarea de la docencia en el campo de la teoría de la imposición.
¿Logrará afianzarse "BIT" como nuevo acrónimo? Aunque, tal vez, algunos afectados potenciales pudieran identificarlo con otros vocablos asociados a sus diferentes pronunciaciones.
[1]
Tiempo
Vivo : El concepto de renta fiscal según Haig-Simons: los vasos comunicantes
(neotiempovivo.blogspot.com).
[3]
“Billionaires Income Tax, proposed by Senator Ron Wyden”, US Senate Committee
Finance, 27 de octubre de 2021.