El pensamiento
económico y la metodología asociada adolecen de una serie de deficiencias y
algunas. Especialmente a raíz de la gran crisis económica y financiera de
2007-2008, ambos están sujetos a un intenso y extenso proceso de revisión. Las
cuestiones relacionadas con la naturaleza han representado tradicionalmente un área
que ha permanecido en la práctica casi inexplorada por el análisis económico, e
inadecuada o insuficientemente incorporada en los esquemas metodológicos. Esa
es, en síntesis, la tesis que sostiene Partha Dasgupta en el informe “The
Economics of Biodiversity: The Dasgupta Review” (2021), realizado por encargo del Tesoro
del Reino Unido. La Economía ha ignorado la Naturaleza, sostiene el prestigioso
economista británico de origen hindú.
En el mencionado
Informe se plantea un marco para incluir la Naturaleza en el pensamiento
económico y se proporciona una guía para el cambio a través de tres
transiciones generales, interconectadas. El Informe es bastante extenso (tiene
610 páginas), si bien está disponible un breve documento con los “Headline
Messages”. En un reciente artículo, su autor ofrece una síntesis bastante ilustrativa[1]. Las
referidas transiciones son las siguientes:
1ª. Asegurar
que nuestras demandas a la Naturaleza (“huella ecológica”) no exceden de su
oferta, a través de innovaciones tecnológicas (por ejemplo, en la obtención de
producción alimentaria sostenible) y de la reestructuración de los patrones de
producción y consumo.
2ª.
Cambiar la medición del éxito económico. El PIB, válido para el análisis
macroeconómico a corto plazo, no es una medida apropiada de la actuación
económica a largo plazo. Esto es así porque no nos dice cómo los activos de una
economía, particularmente los activos naturales, se ven afectados como consecuencia
de las decisiones adoptadas. Para ello, debe utilizarse una medida que recoja
el valor de todos los stocks de capital: capital producido (carreteras,
edificios, puertos, máquinas), capital humano, y capital natural. Dasgupta
propone denominar esta medida como “riqueza inclusiva”.
3ª. Transformar
nuestras instituciones para posibilitar el cambio. Esencialmente, se trataría
de que los precios de mercado pasasen a reflejar el valor de la Naturaleza para
la sociedad.