30 de septiembre de 2021

“Confusión de Confusiones”: algunos principios inconfundibles

 

En “Confusión de Confusiones” nos encontramos, en efecto, con muchas confusiones, ancladas en una prosa alambicada. En verdad, hay que esmerarse bastante para tratar de extraer su verdadero significado. Dificultad para desentrañar el sentido de las estrategias y operaciones bursátiles descritas, en pugna con la admiración que causa constatar cómo semejante sofisticación existía ya en las postrimerías del siglo XVII. 

Dentro del juego rocambolesco al que nos invita el sagaz comerciante hispano-holandés Joseph Penso de la Vega, encontramos algunos principios provistos de una claridad meridiana, que, por muy conocidos y asentados, nunca conviene soslayar: “Las dificultades y los sucesos horrorosos en el negocio de la Bolsa nos han enseñado algunos preceptos”. Ahora, cuando asistimos a una tendencia de desplazamiento -inducido tanto desde el lado de la demanda como desde el de la oferta- de los ahorradores tradicionales hacia la toma de posiciones, directas o indirectas, en entidades cotizadas, podría ser bueno clavar un breve manifiesto con tales preceptos en la puerta de acceso al mundo inversor.

Cuatro son los principios expuestos en la citada obra:

1º. “Nunca aconsejes a nadie que compre o venda acciones, porque donde la perspicacia está debilitada, mal puede lucir airoso el consejo”.

2º. “Tomaos toda ganancia sin remordimiento por los beneficios perdidos, porque una anguila puede escaparse cuando menos se espera. Es prudente disfrutar de aquello que es posible, sin esperar la continuación de la coyuntura favorable ni la persistencia de la suerte”.

3º. “Los beneficios de la Bolsa son los tesoros de los duendes. En un momento dado pueden ser carbuncos, luego, carbones, luego diamantes, luego guijas, luego lágrimas de las auroras, luego lágrimas”.

4º. “Quien desee ganar en este juego, debe tener paciencia y dinero, puesto que los precios son muy inconstantes y los rumores muy poco fundados en la verdad”.

Son, sin duda, sabios consejos que, inconfundiblemente, han de recordarse en la antesala de cualquier inversión bursátil. Son preceptos que han de estar presentes en los programas de educación financiera, como aspectos básicos y elementales, y como referencia para el estudio de los sesgos financieros. Creo que no se infringe el principio de no efectuar recomendaciones para la toma de decisiones si se recomienda reflexionar sobre estos preceptos antes de lanzarse a una aventura en el mercado. Y es probable que, de esa forma, puedan evitarse algunas lágrimas dolorosas, al menos las que puedan aflorar sin conocimiento de causa.



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