La edición de
la obra “The four pillars of economic understanding”, escrita por Peter J. Boettke,
profesor de Economía y Filosofía de la George Mason University, es bastante penosa[1]. Lo es
en cuanto a maquetación, diseño y aspectos formales, como el abundante número
de citas que no aparecen en la sección bibliográfica. Deja también
bastante que desear respecto a la sistematización de los contenidos.
Sin embargo,
todo ello no le resta interés como aportación al enfoque metodológico de la
docencia de la Economía, ni como síntesis de las contribuciones de relevantes figuras
del pensamiento económico que han quedado soslayadas ante el curso tomado por
las corrientes dominantes en dicho campo.
El autor
lleva a cabo una apasionada defensa del liberalismo económico, fundamentada en
señaladas aportaciones doctrinales y en la experiencia histórica de países que se
han regido por diversos modelos económicos y políticos. Y lo hace tomando como referencia
los que considera son los cuatro pilares de la educación económica:
verdad y luz; belleza y asombro; esperanza; y compasión:
Verdad y
luz: La
Economía comienza con un reconocimiento de la escasez, lo que obliga a tener
que realizar continuamente elecciones. Según Boettke, “el aprendizaje de la
Economía es, en considerable medida, el aprendizaje de todas las implicaciones
de la escasez, y así la persistente y consistente aplicación del razonamiento
del coste de oportunidad a todos los asuntos humanos… La Economía aporta luz y
verdad a la oscuridad, y penetra la niebla para dar sentido a todos los empeños
humanos…”.
Belleza y
asombro:
Pensemos simplemente en todos los bienes y servicios que tenemos a nuestro
alcance, sin que respondan a un sistema reglado de distribución de funciones. Recuerda
Boettke que Hayek utilizaba la palabra “maravilla” para “sacudir a sus colegas
profesionales de la complacencia sobre la belleza y el asombro de la compleja
coordinación de una economía de libre mercado”[2].
Esperanza: “La Economía nos enseña
la esperanza en la mejora de la mejora de la condición humana”, cómo, a través
de la expansión del comercio, los refinamientos en la división del trabajo, las
innovaciones tecnológicas, y la adopción de reglas del juego económico que promueven
estos desarrollos, la humanidad ha logrado escapar de su destino malthusiano y,
con ello, miles de millones de personas han podido mejorar sus condiciones de
vida.
Compasión: Por último, Boettke considera
que “la enseñanza de la Economía debe subrayar cómo el progreso económico no
resulta en ganancias sólo para los ricos, sino que también mejora a los menos
favorecidos de su anterior situación precaria a través del avance material”.
En definitiva,
la obra comentada constituye una valiosa referencia para todas aquellas
personas interesadas en promover la enseñanza del conocimiento económico a partir de una
base consistente, pegada a la realidad cotidiana, con una mente abierta y libre
de prejuicios y dogmas. Las teorías juegan un papel muy importante, pero deben
pasar un filtro ineludible, el de los hechos. Si una teoría se muestra incapaz
de explicar la realidad, lo que procede, en primera instancia, es reconsiderar
su validez, no la de los hechos objetivos.
“La Economía
como instrumento de crítica social… es un método racional para valorar políticas
alternativas e incluso sistemas económicos. La estricta adhesión a la libertad
como valor en el análisis implica que el economista toma los fines del
proponente como dados, y limita su análisis crítico a la efectividad del medio
elegido por el proponente para el logro de los fines declarados por éste para
la política o el sistema”, proclama Boettke, poniendo de relieve,
implícitamente, el papel del enfoque normativo de la Economía.
[1]
American Institute for Economic Research, 2020.
[2]
Hace algún tiempo, el filósofo Ernesto Villanueva me expresaba cómo le
maravillaba pensar todo lo que era necesario para que él pudiera tener un lápiz
encima de su mesa. Creía que era un verdadero milagro. Yo, también. Le comenté
que, hace más de medio siglo, Leonard Read había escrito un texto justamente
sobre todas las actividades necesarias para producir un lápiz (“I, pencil”). Le
dije que trataría de escribir una nota al respecto, que sigue pendiente.