19 de agosto de 2021

La noción de Autoridad: la visión de Kojève

 

Hay una tendencia bastante extendida a arrancar el estudio de la Economía del sector público con una presentación, sustentada en formulaciones matemáticas, de la teoría de los fallos del mercado. Ésta es el eje sobre el que se apoya la justificación de la intervención del sector público en la economía. Sin pretender cuestionar en absoluto la necesidad de abordar los resultados del mercado en ausencia de todo tipo de intervención, desde un punto de vista metodológico conviene partir de analizar la naturaleza de las instituciones que actúan en el ámbito económico y, de manera particular, incidir en la fundamentación del papel del propio Estado. Su estudio debe formar parte, de manera natural, como tarea prioritaria, de cualquier aproximación a la Economía del sector público y, como componente esencial de ésta, a la teoría de la Hacienda Pública.

Y tal vez no deberíamos detenernos ahí, sino que incluso sería conveniente una incursión previa en la noción de Autoridad. Como hace años escribió el filósofo de origen ruso Alexandre Kojève (1902-1968), “Resulta curioso que el problema y la noción de Autoridad hayan sido tan poco estudiados… es obvio que resulta imposible abordar el poder político y la propia estructura del Estado sin saber qué es en sí la Autoridad. Por lo tanto, aunque solo sea a modo de solución provisoria, es indispensable un estudio de la noción de Autoridad, el cual debe preceder a cualquier estudio del problema del Estado”[1].

En mis primeros intentos de elaboración de trabajos académicos, hace ya 40 años, era una obsesión partir de un conocimiento lo más amplio posible del armazón estatal del que emanaban los programas de ingresos y gastos públicos. Recuerdo que me resultó de gran interés una obra escrita, no por un economista, sino por un prestigioso jurista, Manuel García-Pelayo[2]. También era parada obligada la de la perspectiva neomarxista de O’Connor[3]. Era aquél, desde luego, un campo de estudio apasionante, aunque con el riesgo de vernos atrapados en sus intrincados y sugerentes vericuetos, sin lograr salir al mundo exterior. Y cómo no recordar la obra de Whynes y Bowles que tanto me cautivó[4], y que, años más tarde, incluiría como referencia bibliográfica básica en el programa de Hacienda Pública propuesto en mi proyecto docente de 1999, concretamente en el tema 2 (“El análisis económico de la actividad colectiva”).

Pese a que han transcurrido ya décadas desde su formulación, la contribución de Kojève sigue presentando un elevado interés para el estudio de la intervención pública en la economía, en particular en conexión con la imposición. Sostiene el filósofo, alabado nada menos que por Raymond Aron, que “la Autoridad es la posibilidad que tiene un agente de actuar sobre los demás (o sobre otro), sin que esos otros reaccionen contra él pese a ser capaces de hacerlo” (op. cit., pág. 61). Esta noción de autoridad excluye el empleo de la fuerza: “No es ya que ejercer una autoridad no sea lo mismo que emplear la fuerza (la violencia), sino que además ambos fenómenos se excluyen mutuamente. De manera general, no hay que hacer nada para ejercer la Autoridad” (op. cit., págs. 63-64).

La relación entre Estado recaudador y contribuyente (término bastante inapropiado a tenor de su originaria y más genérica acepción) viene a desafiar la aplicación de la noción de autoridad en este terreno, especialmente si tenemos en cuenta que los sujetos pasivos afectados sí reaccionan, a través de la elusión, de la evasión o de un cambio de comportamiento económico.





[1] “La noción de Autoridad”, Página Indómita, 2020, pág. 49.

[2]Las transformaciones del Estado contemporáneo”, Alianza Editorial, 1977.

[3] “La crisis fiscal del Estado”, Península, 1981.

[4] “The economic theory of the state”, Martin Roberson, 1981.

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