29 de julio de 2021

Verdades sobre la pandemia que desafían la intuición, según Harford

 

Las contribuciones de Tim Harford se caracterizan esencialmente por una lúcida y brillante aplicación del análisis económico a las más variadas situaciones. La relevancia social y económica de un evento como la pandemia de la Covid-19 viene espoleando, desde hace año y medio, su fértil actividad analítica. Muchos son los artículos que ha dedicado a este evento tan adverso, cambiante y persistente. También es típico de Harford motivar al lector con proposiciones que desafían su intuición. Esto es lo que pretende hacer en un reciente artículo en el que recoge lo que plantea como cinco verdades pandémicas en esa línea: “Five pandemic truths that defy intuition” (Financial Times, 23-7-2021). La consideración de las tesis que apunta tiene gran interés desde distintos puntos de vista: sanitario, económico, filosófico, psicológico y sociológico.

Estas son las verdades proclamadas:

1ª. Si una elevada proporción de las personas hospitalizadas están vacunadas, ello es una señal de éxito.

2ª. La inmunidad de rebaño no es el fin de una pandemia.

3ª. Las mascarillas importan, pero no por las razones que la gente cree.

4ª. Los confinamientos también importan menos de lo que todo el mundo piensa.

5ª. El Covid no ha sido, en el fondo, un fenómeno tan adverso.

Repasemos sucintamente los argumentos esgrimidos por el economista británico:

1ª. La aplicación de una vacuna no llega a proteger al 100% de la población vacunada, sino, por ejemplo, al 95%. Supongamos que, en una población de 1.000.000 de habitantes, se vacunan 950.000 personas y el resto (50.000) no. De estos últimos, un 1% es ingresado (500). De las 950.000 personas vacunadas, 9.500 estarían en riesgo de ingreso hospitalario, pero son protegidas por la vacuna, salvo un 5% (475). Las personas vacunadas representan un 48,7% del total de ingresos hospitalarios, pero la vacuna ha logrado que, en lugar de 10.000 ingresos potenciales, haya solo 975 ingresos efectivos. Si nos atenemos a los grandes números, la efectividad de las vacunas, desde el prisma del análisis coste-beneficio, está fuera de toda duda. No obstante, a escala individual, desde un punto de vista estrictamente estadístico, cada persona debería hacerse el siguiente planteamiento: comparar la probabilidad de contraer secuelas graves e incluso de fallecer, en caso de no recibir la vacuna, con la probabilidad de tales situaciones por la misma enfermedad, teniendo también presente la probabilidad de posibles efectos negativos derivados de la propia vacuna. Aunque sólo sea como un ejemplo ilustrativo de una toma de decisiones bastante relevante, merecería la pena una consideración específica.

2ª. Por inmunidad de rebaño se entiende el momento en el que ya hay muchas personas inmunes, de manera que la epidemia empieza a remitir por sí misma. Sin embargo, puede llevar mucho tiempo que se detenga totalmente.

3ª. Aunque hay posiciones contrapuestas respecto al uso de las mascarillas, aporta una serie de ventajas apreciables en comparación con la incomodidad que generan. Su uso puede quedar más justificado si se interpreta como una señal de "lealtad tribal".

4ª. Harford considera que, en ausencia de un confinamiento forzoso, la mayoría de la gente lo habría practicado de forma voluntaria. Un confinamiento que no sea ampliamente aceptado no es efectivo ni sostenible.

5ª. En verdad cuesta trabajo situar algunos de los anteriores argumentos entre los más brillantes y ocurrentes del economista camuflado, pero esa apreciación se da singularmente cuando nos recuerda que la incidencia de la pandemia podía haber sido mucho peor. No cabe duda de que podría haber sido así. Su planteamiento lleva, sin dejar de computar los costes, a agradecer lo que se tiene, y, de manera especial, nuestra preparación para la próxima pandemia.

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