Aprovechando
que ningún inspector tributario suele visitar este rincón extraviado, puedo
permitirme la licencia de reconocer haber disfrutado de una renta no declarada.
Ahora bien, en mi descargo he de esgrimir: i) que no había reparado
expresamente en esa circunstancia; ii) que se trata de una renta estrictamente
no monetaria, de difícil y altamente subjetiva valoración; y iii) que esa
apreciación viene a reflejar la divergencia entre el criterio adoptado por la normativa
tributaria y el criterio económico. En cualquier caso, si aquélla llegara a
incorporar dentro del hecho imponible del impuesto sobre la renta las
utilidades del disfrute de una obra de arte en el lugar de trabajo, podría
argüirse que, en buena medida, la contribución del arte, visual o sonora, es,
en algunos casos, un factor necesario para poder desarrollar una actividad
laboral. Poder detener la mirada en un lienzo apreciado, mientras se realiza
alguna tarea o se piensa cómo abordarla, es un factor importante en el
desempeño individual. Con el tiempo se convierten en colaboradores silenciosos
y en elementos imprescindibles de nuestro hábitat cotidiano.
El
artista plasmó espléndidamente la escena. La imagen parece que se congela, pero
al mismo tiempo transmite vitalidad; el mar está en calma, pero el galeón
siembra inquietud, que no afecta a los personajes, ni a los comerciantes ni a
los operarios. Las nubes se agrandan y llegan a ocultar el horizonte, y a
nosotros el nombre del puerto donde todo acontece.
El
paso del tiempo fue cambiando los perfiles del óleo, que, en el fondo, nunca
deja de comportarse como un ser vivo. Sólo la meticulosidad de los trabajos de
restauración pudo hacerle retornar a su apariencia originaria, deshaciendo el
largo siglo vivido.
Para
reencontrar la ubicación del puerto será preciso, sin embargo, recurrir a una
investigación especial que se presume laboriosa. Se tenga o no éxito en ella,
no se verá mermada la admiración hacia el autor del lienzo, el pintor Nicolás Ramos, como tampoco el agradecimiento hacia quienes me han permitido deleitarme
durante años con esa magnífica obra, que forma parte del patrimonio artístico
de la Fundación Unicaja.