5 de mayo de 2021

El repliegue económico del Estado: ¿mito o realidad?

 

Hay dos personajes que encarnan casi todos los males contemporáneos en el mundo occidental. A su influencia se atribuye el desmantelamiento del sector público y la entrada en una etapa de liberalismo exacerbado, bajo un dominio eminente de las irrefrenables fuerzas del mercado. El peso de la acusación recae, de manera equilibrada, sobre Margaret Thatcher y Ronald Reagan. No he llegado a encontrar, contra ambos dirigentes, imputaciones tan extremas como las formuladas contra el expresidente norteamericano Donald Trump, cuya maldad, según un nutrido elenco de opiniones, superaba incluso la de los referentes históricos más abyectos. No obstante, sí son vistos por corrientes de opinión muy extendidas como quienes sembraron las semillas de la gran crisis económica y financiera iniciada en 2007, y como los inauguradores de la era del Estado mínimo. Era ésta que, según la misma interpretación, ha venido prevaleciendo desde los años 80.

Ahora, por fin, afortunadamente producido el relevo en la Casa Blanca, la Administración Biden se ha dispuesto con energía y determinación a poner fin a la “era del gobierno reducido”, para adentrarse en la del “gobierno grande”[1].

Sin embargo, pese a lo extendida que está la tesis anterior, el análisis de la evolución de la dimensión económica del sector público no arroja unos resultados tan lineales[2].

Con una considerable sorpresa, me he topado con un artículo que sostiene que la “era del gobierno reducido” reaganiano-thatcheriana “es un mito. Desde 1980, el gasto público se mantenido estable, e incluso ha aumentado ligeramente como porcentaje del PIB en Estados Unidos, Reino Unido y otras economías desarrolladas. Los déficits han pasado de ser algo raro a ser algo rutinario, en años buenos y en años malos. La deuda pública en los países desarrollados ha aumentado… El sector público es igual de grande y más intervencionista que nunca”[3].

A lo anterior hay que añadir, según el mismo analista, la expansión del Estado del bienestar y del Estado regulatorio, así como la actuación de los bancos centrales.

¿Cómo es posible, entonces, que persista el mito del Estado pequeño –se pregunta el autor del artículo citado- si los hechos no lo respaldan?

Es una pregunta que siempre me ha intrigado, y que merece la pena considerar. La respuesta puede tener que ver con lo tratado en la entrada aquí publicada ayer.



[1] Vid. Politi, J.; Fedor, L., y Nicole, R., “Joe Biden and the new era of big government”, Financial Times, 12 de marzo de 2021.

[2] “La dimensión económica del sector público antes de la pandemia del coronavirus”, blog Tiempo Vivo, 3 de mayo de 2020.

[3] R. Sharma,  “The idea the state has been shrinking for 40 years is a myth”, Financial Times, 25 de abril de 2021.

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