El
título de esta entrada reproduce literalmente el de un artículo del prestigioso
articulista Chris Giles publicado recientemente en el diario Financial Times[1]. Antes
de leer el texto surge la duda de si se refiere, como se indica, a la batalla
económica de las ideas, o a la batalla de las ideas económicas. No son precisamente
lo mismo.
Nada
más comenzar la lectura, queda claro que el mensaje concierne al segundo
aspecto, pero realmente creo que la victoria aludida se da en las dos
vertientes. No hay más que ver cuáles son las tendencias imperantes entre las
grandes corporaciones multinacionales, el posicionamiento de las principales
instituciones económicas internacionales, los planteamientos de algunos de los
mayores magnates financieros mundiales, o incluso las doctrinas impartidas por
medios tan influyentes como el mencionado diario o el semanario The Economist,
antaño catalogados como defensores del mercado. O no digamos las que provienen de la Plaza de San Pedro.
A
este paso únicamente cabe encontrar la defensa pragmática de ese denostado
mecanismo desde la vía china. Ya se sabe, lo importante es que el gato cace
ratones. La célebre, y cuestionada, tesis de Fukuyama sobre el “fin de la
historia” perfilado en torno a un estado liberal vinculado a la economía de
mercado, simplemente, gone with the wind.
Como
señala Chris Giles, el comienzo de la salida de la pandemia del coronavirus
está propiciando un proceso de revisión de la forma de gestionar los sistemas
económicos. Recoge las principales conclusiones de una encuesta realizada en
Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido[2]. Algunas
de dichas conclusiones no son de demasiada ayuda, según el articulista: “No es
ninguna sorpresa que a grandes mayorías en Estados Unidos, Alemania, Francia y
Reino Unido les gustaría que otras personas sufragaran las cosas que piensan
les beneficiarían”. Tal vez un tanto “unhelpful”, pero no por ello menos
sugerente. Más interesante considera el hecho de que grandes mayorías en los cuatro
países están descontentas con el sistema económico, y propugnan cambios
importantes.
En
este contexto, se manifiesta un intenso deseo expreso de tener un sistema que
genere resultados más equitativos. Incluso entre las personas más ricas está
extendido el apoyo a mayores prestaciones sociales, a una mayor oferta de
viviendas públicas, y a impuestos más elevados sobre los ricos. Una visión con
la que está alineada la Administración Biden.
Las
ideas económicas radicales ganan predicamento en los países considerados. No
obstante, Francia aparece como un caso aparte con algunas singularidades. En
este país, “todo el mundo está descontento: los pobres y la izquierda creen que
no obtuvieron una parte justa de la tarta, mientras que los ricos y la derecha
consideran que la economía no estaba actuando para ellos”.
Giles
destaca una importante lección: “El modelo del capitalismo pre-coronavirus, con
altos niveles de desigualdad, está perdiendo apoyo popular, sugiriendo la
necesidad de un mundo post-Covid con más respaldo para los vulnerables y
mayores impuestos…”.
No
obstante, nos recuerda que sigue existiendo un importante conflicto entre la
equidad y la eficiencia: “Llevemos la redistribución demasiado lejos y nadie
estará satisfecho”. Poner a prueba dónde queda situado el límite de la
redistribución “será el gran experimento económico del mundo post-pandémico”.
Las
pandemias han sido uno de los terribles jinetes del Apocalipsis igualadores de
la riqueza[3]. La
pandemia del coronavirus, al margen de su incidencia directa en el plano
distributivo, está siendo un potentísimo motor de cambio (en unos casos positivos y en otros, no tanto) social, económico y
político, ha propiciado un escenario para la experimentación real en diversos
frentes, y ha expedido el pasaporte para promover el “gran reinicio”, proceso de
perfiles difusos.
[1]
“The left is winning the economic battle of ideas”, Financial Times, 29 de
abril de 2021.
[2]
K. Devlin, S. Schumacher, y J. J. Moncus, “Many in Western Europe and U.S. want
ecomomic changes as pandemic continues”, Pew Research Center, 22 de abril de
2021.
[3] “Los
terribles jinetes del Apocalipsis igualadores”, blog Tiempo Vivo, 9 de
septiembre de 2018.