10 de marzo de 2021

La revolución de las SPACs

 

Da la impresión de que el sistema financiero funciona a impulsos, a golpes de tendencias que, a partir de un momento dado, se convierten en moda. Instrumentos que mantenían su existencia de manera discreta, o incluso pasaban desapercibidos, de pronto se encuentran situados en la rampa de lanzamiento e irrumpen como un aluvión. Paralelamente, el catálogo de siglas y acrónimos no para de ampliarse.

Las SPACs vienen protagonizando últimamente uno de estos episodios. SPAC es el acrónimo de “Special Purpose Acquisition Company”, esto es, “compañía de adquisición de propósito especial”. También conocida como “Blank Check Company” (“compañía con cheque en blanco”, o “compañía sin plan de negocio”), se trata de una sociedad que vende acciones al público con el compromiso de invertir el dinero captado -dentro, usualmente, de un plazo de dos años- en la compra de otra empresa y fusionarlas. De no llevarse a cabo ninguna operación dentro de dicho plazo, deben devolverse a los accionistas los recursos captados.

Han emergido como un instrumento nuevo, pero estaban en el mercado desde hace décadas. Ha sido en 2020 cuando se ha producido su despegue en Estados Unidos, donde, desde el mes de agosto de dicho año, superan a las operaciones tradicionales de IPOs (ofertas públicas iniciales, u ofertas públicas de venta, OPVs)[1].   

A pesar del auge adquirido, las SPACs son un fenómeno un tanto controvertido[2]. En Estados Unidos, han comenzado a estar sometidas a regulación por la SEC, que califica las inversiones en SPACs como especulativas. Asimismo, son diversas las cuestiones que se suscitan en el plano del gobierno corporativo (relevancia de los pagos de comisiones y fondos destinados a facilitar la salida de los promotores o sponsors, carencia de planes de negocio, y falta de alineación de intereses en torno a un proyecto empresarial a largo plazo). 

La ola de las SPACs también llega a España, donde, de momento, no están habilitadas para cotizar en los mercados nacionales[3].      

No obstante, la operatividad de estos vehículos se está viendo frenada en algunos casos como consecuencia de las dificultades para aglutinar suficientes votos de los inversores minoristas para la materialización de los acuerdos en las juntas de accionistas. La aprobación de propuestas, que requieren una mayoría cualificada, resulta más fácil, en la práctica, cuando hay un mayor peso de los inversores institucionales[4]. 

Según J. Canals, “La abundancia de ahorro y el factor ‘rebaño’ de inversores ante una moda explica el reciente crecimiento de las Spac y la posible formación de una burbuja, que no beneficia a nadie más que a los especuladores”[5].

                       



[1] Vid.: D. Carnevali, E. Platt, C. Hodgson, y H. Lockett, “Markets shock in 2020 gives way to IPO boom”, Financial Times, 28-12-2020; B. Masters, “Year in a Word: Spac”, Financial Times, 31-12-2020.

[2] Vid. J. Canals, “Inversores, burbujas y gobierno corporativo”, Expansión, 4-3-2021.

[3] Vid. R. Casado, “Las 30 Spac que podrían buscar fusiones en España”, Expansión, 10-3-2021.

[4] Vid. O. Aliaj y J. Fontanella-Khan, “Retail investor apathy threatens to derail Spac deals”, Financial Times, 10-3-2021.

[5] Op. cit.

Entradas más vistas del Blog