7 de agosto de 2020

La sorprendente reticencia de los gobiernos africanos a las medidas de alivio de su deuda

¿Es concebible que, si, en momentos de dificultad, se concede a un deudor la posibilidad de acogerse a medidas de alivio de su carga financiera, se muestre reacio a las mismas? ¿Cabe esperar ese tipo de comportamientos si el deudor es un Estado? ¿Y si se trata de un Estado africano, generalmente dotado de estructuras fiscales y presupuestarias mucho menos potentes que las de los países occidentales más avanzados?

En un artículo reciente, la revista The Economist (“Debt relief. Thanks, but no”, 6 de junio de 2020) nos ilustra justamente esta última situación. Ante las dificultades derivadas de la pandemia del coronavirus, los países del G20 han acordado suspender los pagos del servicio de la deuda durante el resto del presente año para los 73 países más pobres del mundo, siempre que lo soliciten.

Sorprendentemente, ha sido bastante escaso el número de países solicitantes. La razón no es otra que dar claras señales al mercado de que están dispuestos a respetar sus compromisos de pago. Aceptar medidas de alivio de la deuda (“debt relief”) podría ser interpretado como un indicio de un futuro “default”, y acabar planteándoles dificultades para seguir accediendo a la financiación en los mercados, además de originarles una rebaja de su calificación crediticia.

Poder emitir en los mercados es algo que les ha costado bastante trabajo conseguir, aun a costa de satisfacer una prima de riesgo de unos 7 puntos porcentuales respecto a los tipos pagados por los países ricos. Por cierto, en el artículo se recuerda que, en el año 2012, Zambia podía endeudarse a un coste inferior al de España… “Remember when (dah-doot-doo-doo)… Remember how much I cried…”, cantaban The Platters. ¿Cuál sería hoy “nuestra prima” sin la herencia de San Mario y/o sin la conversión teutona? Es difícil precisarlo, pero es probable que se trataría de una “prima bastante lejana”.

Pese a la buena disposición de algunos países, un muro de deuda a devolver se alza a partir de 2022 para los emisores africanos. “There is not much time to act… unless their economies rebound quickly -or they get more help from the rich world- a wave of defaults seems inevitable”, advierte The Economist.

 

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