21 de agosto de 2020

El plácido examen veraniego del BCE


El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (UE) prohíbe, en su artículo 123, la financiación al sector público, por parte del Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales, así como la compra directa por éstos de deuda pública. Sin embargo, una de las actuaciones básicas del BCE consiste en la adquisición de activos públicos. ¿Consideraría Vd. que se incumple el Tratado?

Desde hace años, dicha política viene siendo objeto de debate en Alemania, donde los críticos esgrimen que el BCE se ha excedido en su mandato facilitando una financiación ilegítima y, al propio tiempo, exponiendo a los contribuyentes a pérdidas potenciales. Las referidas operaciones son efectuadas por los bancos centrales nacionales según la participación de cada país en la población total y el producto interior bruto de la UE.

El Tribunal de Justicia de la UE, en diciembre de 2018, había rechazado esa tesis, pero una sentencia del Tribunal Constitucional Federal de Alemania, difundida el 5 de mayo de 2020, hizo saltar las alarmas. Esta sentencia ordenaba al gobierno alemán verificar que el BCE lleva a cabo una “valoración de proporcionalidad” de sus compras de deuda pública, para asegurar que sus efectos económicos no sobrepasan sus objetivos de política económica.

El BCE viene afirmando que su programa de compra de bonos públicos no constituye una vía de financiación monetaria, toda vez que se trata de adquisiciones en los mercados secundarios y no en los primarios, además de existir unos límites de tenencia en balance de títulos de los Estados Miembros. El mismo 5 de mayo señalaba que mantenía su pleno compromiso de “hacer todo lo que sea necesario” para garantizar que la inflación aumente hacia niveles compatibles con su objetivo a medio plazo, y que las medidas de política monetaria adoptadas con vistas a la estabilidad de precios se transmitan a todos los ámbitos de la economía y a todas las jurisdicciones de la zona del euro.

El Tribunal alemán afirma que la búsqueda por el BCE, a través del programa de compra de activos públicos, de que la inflación alcance niveles por debajo pero cercanos al 2%, no puede suponer, sin más, ignorar sus efectos económicos. Éstos inciden en los ciudadanos, los inversores, los arrendatarios, los propietarios inmobiliarios, los ahorradores y los titulares de pólizas de seguro, y pueden afectar, adicionalmente, a la estabilidad de la Unión Económica y Monetaria, sin que quede constancia de que el BCE realizara este análisis.

El Tribunal con sede en Karlsruhe sugería que el BCE debía presentar documentación para demostrar que dicho ejercicio tuvo lugar, pues, de lo contrario, sería imposible dilucidar si la decisión adoptada estaba respaldada por sus legítimas competencias. Para ello, confería un plazo de tres meses.

Para allanar el terreno a los “evaluadores interpuestos”, el BCE ha distribuido actas de reuniones en las que se evidencian las discusiones económicas llevadas a cabo antes de adoptar las decisiones. En carta dirigida al Parlamento de su país, el Ministro de Finanzas germano comunicaba que, después de examinar la documentación aportada, el BCE había cumplido plenamente los requerimientos planteados por el Tribunal constitucional. Esta sería la postura adoptada, de forma claramente mayoritaria, por el Bundestag.

También, posteriormente, el Bundesbank, el banco central alemán, se ha sumado a esa tesis, a pesar de la trayectoria crítica de su presidente hacia la “expansión cuantitativa”. Sin embargo, el hecho de haber negado por tres veces a Cristo no impidió a Pedro tener luego un papel tan destacado en la cristiandad. Y, en el proceso de conversión -monetaria, presupuestaria y fiscal- de Alemania, en el camino de la “Next Generation EU”, el episodio desencadenado por el Tribunal de Karlsruhe, que amenazaba con ocasionar un terremoto o, al menos, una inquietante tempestad, ha quedado en unas simples nubes de verano. El BCE no ha necesitado ni siquiera desplegar su paraguas. En la fecha límite marcada, el Bundesbank ha confirmado que seguirá participando en el programa del BCE de compra de deuda pública.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)

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