En una reciente obra, Vito Tanzi
destacaba que “El papel económico que los estados o, en sentido más estricto,
las administraciones públicas o los sectores públicos, en todos sus aspectos,
desempeñan o deben desempeñar en los países democráticos con economías de
mercado es un tema de gran importancia… Podría ser considerado el tema más importante en Economía”
(cursiva en el original).
Ciertamente la
relevancia de dicho papel es difícil que pueda ser objeto de exageración. Como
tampoco las dificultades para encontrar y cuantificar un indicador capaz de sintetizar
adecuadamente el verdadero alcance de ese papel. Podemos decir que es una tarea
inalcanzable. No existe un indicador perfecto. En su ausencia, la ratio del
gasto público (no financiero) sobre el producto interior bruto (PIB) suele utilizarse en la práctica como el más
representativo[1],
aun cuando las comparaciones basadas exclusivamente en tal indicador puedan
resultar engañosas. A través de la regulación, sin apenas incidir en el gasto
público, el Estado puede ejercer una gran influencia en la actividad económica.
La evolución del peso económico del Estado es una cuestión de gran
interés social y político, que es objeto de seguimiento permanente y de
notorias controversias. Durante bastante tiempo prevaleció la idea de que el
sector público, especialmente a raíz del colapso del régimen soviético, se
había desmantelado casi por completo en los países occidentales desarrollados.
En un estudio del año 2009, realizado conjuntamente con Rafael López del
Paso, nos planteábamos si, desde los inicios de los años 90, hasta la fase
inicial de la gran crisis económica y financiera internacional (2007-2008), el
sector público, medido a partir de las cifras de gasto público, realmente se
había replegado de manera significativa en la economía[2].
En dicho estudio se constataba
que “en la mayoría de los países de la OCDE, entre los años 1991 y 2008, la
ratio del gasto público respecto al PIB disminuye. Los descensos más
significativos, superiores a los 9 puntos porcentuales (p. p.), se registran en
Noruega, Suecia, Canadá, Finlandia y Holanda. No obstante, en algunos países, dicha
ratio aumenta, si bien moderadamente, salvo en los casos de Japón y,
especialmente, Corea, que partía de un nivel muy reducido, e Islandia (gráfico
1). Sólo tres países mantienen unos niveles de gasto público superiores al 50%,
mientras que a comienzos de los años 90 doce países estaban en dicha situación.
En el período considerado, España disminuye su ratio en cerca de 4 p. p.”.
¿Qué ha ocurrido desde entonces?
¿En qué niveles se situaba el gasto público antes de la acometida de la
pandemia de la Covid-19, que, sin lugar a dudas, va a tener un impacto
extraordinario en las finanzas públicas?
A tal efecto, en el gráfico 2 se refleja
la situación existente en los países de la OCDE en el año 2018 (en algunos
países, 2017). Si comparamos los años 2007 y 2018, se comprueba que la ratio
gasto público/PIB ha aumentado en la mayoría de los países, con algunas
excepciones, la más acusada la de Irlanda. En España se registra un incremento
de 2,3 puntos porcentuales (gráfico 3). Cinco países, con Francia a la cabeza,
están en la cota del 50% o por encima de ella, en tanto que sólo dos (Irlanda y
México) quedan por debajo del 30%.
Viene siendo costumbre utilizar
etiquetas para calificar las grandes etapas económicas vividas. Hemos pasado
por la Gran Moderación, la Gran Recesión, ahora estamos a la espera de salir
del Gran Confinamiento, y, según la mayoría de las previsiones, nos aguarda una
gran crisis, denominada ya por algunos la “madre de todas las crisis”. Cuando
se disponga de los datos del año 2020 podremos tener una idea de cómo, con
independencia de su nombre, incidirá en el perfil del sector público.
N.B: Los datos utilizados proceden de estadísticas de la OCDE.
N.B: Los datos utilizados proceden de estadísticas de la OCDE.
[1] Como
recordaban Dublin et al., en un trabajo citado en el artículo referido en la
nota 2, “no hay ninguna medida
estadística generalmente aceptada del tamaño del sector público apropiada para
todos los tipos de análisis económicos, sociales y políticos. El gasto público
total es usado comúnmente, pero probablemente a causa de la disponibilidad de
los datos más que por la adecuación del concepto”.
[2] “Una visión panorámica del
sector público en la actualidad: situación, tendencias y retos”, Temas Actuales
de Economía, El papel del sector público ante el nuevo orden económico y
financiero, vol. 4, 2009.