Recientemente se ha publicado una
nueva edición del informe “Análisis económico-financiero de la empresa de Andalucía”,
elaborado por Analistas Económicos de Andalucía. Dicho informe se viene
realizando ininterrumpidamente desde hace 25 años, conformando la Central de
Balances de Andalucía. El estudio, además de estadísticas del INE, se nutre de las
cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil, lo que obliga a atenerse
a una serie de plazos para la disponibilidad y el tratamiento de la
información. En esta ocasión, el análisis se centra en las cuentas anuales de
2016, ampliado con un avance del ejercicio 2017. Las muestras utilizadas están
integradas por un elevado número de empresas, de más de 46.000 y 17.000
sociedades, para 2016 y 2017 (un 27% y un 10%, respectivamente, del total de
sociedades radicadas en Andalucía).
El perfil del ciclo económico vivido
en España en el último decenio está marcado por una notoria contracción del
PIB, a raíz de la fatídica “uve doble” en la que se resume la “Gran Recesión”.
También resulta llamativo la reactivación iniciada en 2014, que acusa ahora
signos de desaceleración. En Andalucía, hasta 2018 no se ha
restaurado, en términos reales, el nivel del PIB máximo de 2008. El impacto del
ciclo se constata de manera especial en el mercado de trabajo, con la destrucción
de cerca de 670.000 empleos durante la crisis (un 20%). Aunque es patente la importante
recuperación de la ocupación desde 2014, aún no se ha llegado al máximo de 2007,
si bien la tasa de paro se ha reducido 13,4 puntos porcentuales desde 2013. Pese
a todo, el tamaño actual de la economía de Andalucía es, en términos reales, un
30% mayor que en el año 2000 y, en relación con la ocupación, un 27%.
Se trata de un período en el que
se han registrado también apreciables cambios en las condiciones financieras. En
España, el tipo de interés de los préstamos a pymes ha disminuido desde cotas en
torno al 6% en 2012 hasta aproximarse al 2%. Una encuesta del BCE evidenciaba
que las preocupaciones principales manifestadas por las empresas en 2018 no
eran de tipo financiero, sino las relacionadas con la disponibilidad de trabajo
cualificado y la dificultad de las ventas a clientes.
Por lo que respecta a la dinámica
demográfica empresarial, cabe señalar:
- En 2018 había algo más de 509.000 empresas en Andalucía, un 15,3% del total nacional.
- La densidad empresarial se situaba en 61 empresas por cada 1.000 habitantes, por debajo de la cifra de España (71). No obstante, la importancia de la cifra de empresas debe relativizarse, toda vez que, por ejemplo, el número en España es superior al de Alemania.
- Un 59% de las empresas radicadas en Andalucía son personas físicas, y un 33%, sociedades limitadas (un 80% del total de las empresas con forma asociativa).
- Un 54% de las empresas carecen de asalariados, y un 42% tienen menos de 10 empleados.
- Casi la mitad (47%) se concentran en Málaga y Sevilla.
En relación con las sociedades
mercantiles, del referido informe se desprenden, entre otros, los siguientes
aspectos:
- Cerca de un 70% de las sociedades tienen más de 10 años de antigüedad, lo cual es en sí mismo un signo de resiliencia.
- Se aprecia un aumento de los indicadores de actividad (cifra de negocios, compras corrientes y gastos de personal) en los últimos años, de manera que las cifras de 2017 son aproximadamente un 30% superiores a las de 2014.
- El resultado de explotación de 2017 es superior en un 55% al de 2014, en tanto que el resultado del ejercicio de 2017 triplica el de 2014, si bien hay que tener en cuenta el modesto nivel de partida.
- Se constata un progresivo aumento de las empresas que obtienen beneficio, casi dos tercios (64%) en 2016, desde un mínimo del 49% en 2012.
- También es destacable la senda ascendente desde 2014 de los resultados de explotación, los resultados globales y el cash-flow respecto a la cifra de negocios.
- El patrimonio neto representa un 43% del activo total. La financiación bancaria cubre un 20% de este último (más de un tercio de los recursos ajenos). Igualmente es destacable la importancia de los acreedores comerciales dentro de la estructura financiera, con un 16% de peso sobre el activo total (un 29% de los recursos ajenos).
- Los gastos financieros registraron una caída del 11% en 2016.
El informe contiene asimismo un análisis
de las denominadas “empresas de referencia”, aquéllas que cumplen unos
requisitos bastante exigentes en tres ámbitos: a) capacidad de generación de
recursos (cash-flow): líderes; b) ritmo sostenido de crecimiento del volumen de
negocio: gacelas; c) obtención de elevadas tasas de rentabilidad económica: de
alta rentabilidad. A partir de bases de datos de más de 64.000 sociedades, en
el documento se identifican un total de 5.714 que pertenecen a alguna de las
anteriores categorías. Sólo 23 cumplen simultáneamente los tres criterios
mencionados.
Hoy día, apenas se presta a
discusión que el futuro económico está estrechamente ligado a la dinámica
empresarial. Las pymes, como subraya la OCDE, desempeñan un papel fundamental
para el crecimiento económico, la creación de empleo, el desarrollo regional y
local, y la cohesión social.
Andalucía tiene ante sí el reto
de avanzar en convergencia real con España y la Unión Europea, lo que nos aboca
ineludiblamente al álgebra del desarrollo económico, que acota las tres
palancas para mejorar el nivel de PIB per cápita: ocupación, esfuerzo laboral y
productividad por hora de trabajo. El papel de las empresas es absolutamente crucial
para superar dicho reto. A este respecto puede ser interesante reflexionar en
torno a las características regionales que, según la OCDE, contribuyen a la
dinámica empresarial: a) gobernanza local, mediante la aplicación de políticas
amigables a las empresas; b) regulación empresarial, de manera que se garantice
la competencia y la seguridad, pero sin llegar a ser asfixiante; c) calidad
gubernamental, articulada en la rendición de cuentas y la transparencia; d) educación,
que ejerce una contribución positiva sobre la creación de empresas; e) gasto en
I+D, que muestra asimismo una correlación positiva con el fomento empresarial;
y f) acceso a la financiación, como requerimiento básico para el surgimiento y
el desarrollo de las iniciativas empresariales.
(Artículo publicado en el diario "Sur")