8 de febrero de 2019

Contribuciones negativas al crecimiento del PIB: matices interpretativos

El empleo de términos en las proposiciones científicas no siempre es neutro. El campo de las ciencias sociales ofrece numerosos ejemplos que lo corroboran. Conceptos como los de presión fiscal, tasa de paro natural, segundo óptimo, bien público, gasto social, selección adversa, expectativas racionales, o ánimo de lucro, entre otros muchos, conllevan determinadas connotaciones, positivas o negativas, que no siempre se corresponden con su significado real. No debe, pues, resultar extraño que determinadas denominaciones o formulaciones gramaticales sean fuente de confusión.

Aunque con matices, algo parecido ocurre con la expresión habitual en los análisis de coyuntura económica referente a la posible contribución negativa del sector exterior al crecimiento del PIB (producto interior bruto). ¿Qué puede entender una persona no versada en la materia, que se supone conoce el significado del PIB, como valor monetario de los bienes y servicios producidos en un país en un período, normalmente el año natural? No es descabellado pensar que se atribuya a dicho sector un efecto depresivo sobre el crecimiento económico y, en tal sentido, se perciba como el causante de una reducción del valor de los bienes y servicios producidos.

Si partimos de la definición del PIB más habitual, según la cual PIB = Consumo + Inversión + Gasto público + (Exportaciones – Importaciones), la anterior cuestión parece que queda directamente zanjada. Si el saldo exterior, esto es, la diferencia entre las exportaciones y las importaciones, es negativo, se desprende que la magnitud del PIB se reduce.

Ahora bien, no puede perderse de vista un detalle importante. El factor determinante del PIB es el nivel de la demanda de bienes y servicios, de origen nacional y de origen exterior, por ejemplo, por un total de 100 unidades monetarias (u.m.). Si no hubiese importaciones, la atención de dicha demanda llevaría a un PIB de 100 u.m. Si, por el contrario, es preciso recurrir a las importaciones para cubrir parte de la demanda (por ejemplo, 20 u.m.), el PIB sería de 80 u.m.

El sector exterior aparece, pues, como responsable de una caída del PIB. Sin embargo, para ser precisos, habría que señalar que lo que realmente ocurre es que, al no ser satisfecha toda la demanda con producción nacional, no se alcanza dicho potencial. Si, de manera alternativa, definiéramos el PIB como la suma de los componentes de la demanda satisfechos internamente, nos quedaríamos sin argumentos para culpar al sector exterior.

En definitiva, a raíz de la noción de contribución negativa al crecimiento del PIB puede suscitarse la idea de que el sector exterior destruye actividad económica, pero lo que sucede es que la producción nacional no se encuentra en condiciones de satisfacer una parte de la demanda nacional. El problema, en su caso, no radica en el exterior, sino en el interior.

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