6 de junio de 2018

Ratios de desigualdad retributiva y desigualdades comparativas

La obsesión por las métricas es una corriente imparable que se extiende por todos los campos. Vivimos bajo la tiranía de las métricas. Nadie duda de la utilidad de un indicador bien construido, alimentado con datos completos y exactos, y que se utilice adecuadamente. El reto no es fácil. La tendencia a la simplificación acaba frecuentemente imponiendo su ley, a costa de sacrificar los detalles de una realidad capaces de aportar una visión más amplia y matizada.

La publicación de indicadores apropiados puede ser de gran utilidad para juzgar la actuación de empresas e instituciones en diferentes ámbitos. Son un ingrediente básico para la transparencia y la rendición de cuentas, en general, y para conocer la situación en la vertiente de la desigualdad retributiva, en particular. Es tradicional el uso de índices para medir el grado de desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza entre el conjunto de la población de un país. Más recientemente, al hilo de la preocupación social por el avance de la desigualdad económica, también se está extendiendo su utilización a escala empresarial.

De esta cuestión nos ocupábamos en el libro “Panorama económico y financiero: cien cuestiones para la reflexión y el debate” (Ed. El Toro Celeste, 2015). Allí se hace alusión a un indicador, el de la relación entre la retribución más alta y la más baja, que, según un criterio tradicional, podría situarse en 20. De seguirse este criterio, con una retribución mínima de 20.000 euros, la máxima debería situarse en 400.000 euros.

En Estados Unidos, en el año 2010 se aprobó la publicación por parte de las grandes empresas de la ratio de la retribución salarial del primer ejecutivo (CEO) respecto a la del empleado posicionado en la mediana (aquel que se sitúa en el centro de la distribución de retribuciones: el número de empleados que tienen una retribución superior es igual al número de empleados que tienen una retribución inferior al mismo).

Los indicadores pueden ser de provecho, pero, si no tienen consistencia interna, pueden dar lugar a una visión distorsionada y, como muestra la experiencia, pueden coadyuvar a la instalación de falacias sociales. El terreno de las comparaciones retributivas se presta bastante a tales distorsiones. Así lo ponía de relieve hace varios años Javier Santana en un artículo titulado “¿Aceptaría usted un rebaja de su sueldo de un 90%?” (http://www.econosperides.es/joomla2511/images/Temas_de_interes/Art.%20Javier%20Santana.pdf).
De manera similar, podríamos preguntar lo siguiente: ¿Aceptaría trabajar usted por un salario anual de 1 dólar?

A pesar de las expectativas derivadas de la lógica imperante en el mercado laboral, nos encontramos en la práctica con que hay personas que, estrictamente, perciben una retribución de ese tenor, incluso siendo -o precisamente por ello- el CEO de su compañía.

Tal es el caso, entre otros magnates, de Larry Page, primer ejecutivo de Alphabet, sociedad tenedora de las acciones de Google. Ahora bien, no obstante, ese salario, claramente situado por debajo de la línea de la pobreza, parece que no hay riesgo de que ese directivo, cofundador de Google, pase verdaderos apuros económicos, si se tiene en cuenta que se ve auxiliado por la tenencia de un paquete accionarial valorado en 43.000 millones de dólares (Financial Times, “Pay ratios: Faangs for the money”, 28 de mayo de 2018).

Como se destaca el artículo de ese influyente diario, la referida ratio de la retribución salarial del CEO respecto a la del trabajador de la mediana se sitúa en Alphabet en 1:197.274 o, lo que es lo mismo, en 0,000005.

Las ratios retributivas presentan un amplio recorrido en las “Faangs” (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google). Debido a discrepantes criterios subyacentes,  las cifras faciales quedan privadas de significación, lo que lleva a proclamar que “las ratios en sí misma demuestran carecer de sentido”.

Y es casi inevitable, en recuerdo del malogrado Javier Santana, formular otra pregunta: ¿En qué empresa preferiría trabajar usted: en una con una ratio salarial de 133 a 1 o en otra, algo  menos divergente, con una ratio de 59 a 1? 

(Pista: la primera corresponde a Netflix, donde la retribución mediana es de 183.304 dólares; la segunda, a Amazon, donde dicha retribución es de 28.446 dólares). (Sin embargo, no sabemos la dispersión salarial efectiva en cada caso, ni tampoco el lugar exacto de la escala salarial donde nos ubicaríamos).

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