9 de julio de 2024

Sorpresas económicas británicas

 

El resultado de las recientes elecciones generales en Reino Unido no ha causado demasiada sorpresa, pero sí lo ha hecho la divulgación de determinados aspectos concernientes a la esfera de la Economía Política. Algunos de los recogidos por Chris Giles en un artículo (“Labour must always choose growth over redistribution”, Financial Times, 4-7-2024) publicado el día de la cita electoral pueden adscribirse a esa categoría.

Uno de ellos, referido a una cuestión que suele atenderse como una declaración de principios, alude a la tarea gubernamental de mejorar el bienestar material de los ciudadanos en el sentido de “más dinero en mi bolsillo”. Dicen los liberales que el mejor sitio donde está el dinero, y, sobre todo, la capacidad de su utilización, es el bolsillo de los ciudadanos. Es preciso leer el texto varias veces para tomar conciencia de que esa proclamación no proviene de las filas liberales o conservadoras, sino de las laboristas, por boca del ya electo Prime Minister, Keir Starmer. Por si hubiese alguna duda, según reseña Giles, “en su misión de mejorar el nivel de vida, el líder laborista ha puesto el dedo en la llaga sobre lo que realmente importa a la gente – un sentido de que sus propias finanzas mejorarán a lo largo de los próximos cinco años”.

El mismo Giles recuerda que “no hay duda de que los últimos 14 años han visto un progreso miserable en el nivel de vida”, pero destaca como “más interesante” un hecho completamente inesperado en la evolución de la distribución de la renta: “A pesar de un enorme aumento en el uso de bancos de alimentos y de los recortes en la seguridad social para las familias en edad de trabajar, la sorpresa es que son las familias más pobres las que lo han hecho mejor que el resto del Reino Unido”. Tomando datos de la Resolution Foundation, constata que “sólo el 20% más bajo en la distribución de la renta vio ganancias reales en el último parlamento… Y a pesar de que los pobres se vieron golpeados más fuertemente en sus bolsillos por los anteriores años de austeridad, las ganancias de renta fueron mayores para la familias pobres que para las ricas”.

Una de las explicaciones aportadas no tiene desperdicio como fuente de enseñanzas económicas. Así, se destaca que “el crecimiento del empleo fue lo suficientemente fuerte para hacer crecer las rentas mientras las prestaciones se reducían”, y “fue quizás el efecto de las condiciones estrictas en el sistema de prestaciones lo que forzó a la gente a obtener un empleo”. Remata Giles su comentario sobre este punto señalando que “estos son números remarcables y ha habido una cierta conspiración de silencio en el mundo de la investigación sobre su explicación”.

El prestigioso columnista, a partir de los hechos observados, no se abstiene de señalar cuál debe ser la misión de Starmer: “crear crecimiento y riqueza debe ser el primer, el segundo y el tercer instinto de los laboristas”. El crecimiento, antes que la redistribución. Si hay crecimiento, puede haber redistribución; es algo más difícil que se invierta la secuencia.



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