20 de julio de 2024

¿Ha llegado la hora de la revolución de la verificación?

 

Recibo un correo electrónico de Stuart Kirk, columnista del diario Financial Times, quien me dice que, a raíz de algunos de los últimos posts de este blog, ha escrito un artículo, titulado “In a fake world, a verification revolution is needed?” (19-7-2024). En él argumenta que, en un mundo donde la tecnología otorga, cada vez de forma más convincente y sofisticada, apariencia de verosimilitud y autenticidad a textos, imágenes, composiciones y creaciones de todo tipo, el hacer algo se convierte en menos importante que probar quién y cómo se ha hecho. Recuerda que cada vez es más frecuente ver los detalles del “making of” de los documentales, pero pronto, aventura, será necesario ver el “making of” del “making of”…

Los procesos de verificación y certificación son ya habituales en el mundo empresarial, y se extienden a una gama de cuestiones que no paran de ampliarse. Como tampoco los conflictos de intereses, que no son siempre fáciles de controlar. Kirk aboga por la apertura de las “cajas negras” de tales procesos.

Y considera que no sólo los artistas y los empresarios deben adoptar estrategias para probar la autenticidad: “Todos tenemos que hacerlo. Desde los estudiantes de secundaria (¿sólo estos?) que escriben ensayos para profesores escépticos hasta aquellos que trabajan desde sus casas… [que pueden] instalar una cámara permanente. [También] llevar un rastreador. Los músicos pueden grabarse ellos mismos mientras componen una canción, como hace Taylor Swift. A menos que un novelista difunda los metadatos de su teclado junto con su nuevo libro, podemos suponer que lo ha escrito ChatGPT”.

Admite que “tales intrusiones parecen orwellianas. Pero probar nuestra buena fe es el precio que tenemos que pagar para mantener la legitimación y la confianza. Demos gracias a Dios que de aún valoramos ambas, al menos”.

Después de leer el artículo de Stuart, he quedado convencido de su planteamiento. Por ello, me disponía a adjuntar el correo que mencionaba al principio, pero no lo encuentro en la bandeja, no sé si como consecuencia del desfallecimiento temporal de CrowdStrike. Ha desaparecido también como contacto, aunque tal vez venga su dirección al final del texto de su artículo. Pero, pensándolo bien, es probable que no conteste. Ni siquiera Edmundo me ha escrito para recordarme la efeméride del séptimo aniversario de BTV, que ha llegado sin apenas darme cuenta.



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