Tras
la caída del Muro de Berlín, la planificación central quedó bastante debilitada
como forma de organizar la actividad económica de un país. Sin embargo, pese a
las apariencias de repliegue, dicha planificación ha recuperado terreno y ha
adquirido un gran protagonismo en la dirección de los asuntos económicos en el
curso de los últimos años. Es la tesis que sostiene Edward Chancellor (“El
precio del tiempo”, Deusto 2024), quien incluso llega a vislumbrar “un nuevo
camino de servidumbre”.
A
diferencia de otras etapas, “la planificación central del siglo XXI ha consistido
en la manipulación del precio más importante de una economía de mercado: el
precio universal; es decir, el tipo e interés”. En opinión de Chancellor, “cada
paso que hemos dado en este nuevo camino de servidumbre ha sido gradual y se ha
justificado por una cuestión de necesidad y conveniencia… nos hemos precipitado…
en un mayor control del Estado sobre la economía. Y cuanto más nos
precipitamos, más incapaz parece el sistema, lo que a su vez justifica nuevas
intervenciones".