Algunos pronósticos sobre el
impacto de la Inteligencia Artificial (IA) sobre el mercado de trabajo son
estremecedores. Mientras que algunos informes señalan que, en el próximo quinquenio,
el número de horas de trabajo puede verse afectado en un 30%, Elon Musk ha
llegado a vaticinar una sociedad en la que no haya necesidad de ningún empleo.
Para Marietje Schaake, directora
de política internacional en el Cyber Policy Center de la Universidad de Stanford,
y asesora especial de la Comisión Europea, “aunque los escenarios difieren,
todos señalan tendencias similares. Habrá desplazamiento de empleos, e, incluso
si se da una recuperación en el largo plazo, la transición requerirá
significativos esfuerzos de la política pública”. La automatización permite
aumentos de productividad y genera beneficios que no se reparten automáticamente.
En su opinión, “sin intervención, el siguiente capítulo de la revolución tecnológica
presenta una vez más el riesgo de que se privaticen los beneficios, mientras se
empujan los costes de mitigar sus perjuicios hacia el público…. Durante
generaciones, el trabajo ha sido el fundamento no sólo de la renta familiar sino
también de la rutina y el sentido de propósito de las personas. Trate de imaginar
lo que usted haría sin su empleo”.
A partir de esta argumentación,
considera que “para reequilibrar los impactos de costes y beneficios de la IA
en favor de la sociedad… el gravamen de las compañías de IA es el único paso
lógico”. De esta manera, plantea actualizar las propuestas de Bernie Sanders y
Bill Gates en relación con un impuesto sobre los robots.