28 de diciembre de 2023

Experimentos con el salario mínimo

A principios de los años noventa, D. Card y A. B. Krueger, galardonado el primero con el Premio Nobel de Economía en 2021, utilizaron un experimento natural para estudiar cómo el aumento del salario mínimo afectaba al empleo. En el estudio obtuvieron la conclusión de que la subida del salario mínimo no tuvo un efecto significativo en el empleo.

Ahora, la experiencia turca ofrece una oportunidad significativa para ampliar un análisis de esa naturaleza. El gobierno turco ha acordado elevar el salario mínimo mensual a una cifra neta equivalente a 572 dólares, lo que representa un incremento anual del 100%, de un 49% respecto a mediados del año 2023. En torno a un tercio de la población percibe el salario mínimo, que sirve de referencia para otros incrementos salariales[1]. La medida se adopta en un contexto de elevada inflación, que ha alcanzado una tasa del 62%, y de depreciación de la lira, en un 35% respecto al dólar en el presente año.

Circunstancialmente, he coincido hoy con un catedrático de Estadística computacional, que, aparte de sofisticadas consideraciones sobre la inteligencia artificial, a la que desacredita abiertamente, reflexionaba sobre otras cuestiones más básicas, como las consecuencias estadísticas de fijar el salario mínimo como un porcentaje de la retribución salarial media. A este respecto, una subida del salario mínimo eleva la retribución media, que, a su vez, induce un nuevo aumento del salario mínimo, y así sucesivamente. En cualquier caso, como ponen de relieve los modelos de equilibrio general, la adopción de una medida en alguna parte del circuito económico pone en marcha una cadena de efectos positivos y negativos.






[1] Vid. A. J. Yackley, “Turkey raises minimum wage by 49%”, Financial Times, 27-12-2023.


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