22 de octubre de 2023

El misterio del retorno de los tomates olvidados

 

Uno de los consejos incluidos en el código de prudencia bibliófila es no prestar nunca un libro a un amigo. Lo más probable -dicta el adagio- es que pierdas el libro y, si eres un coleccionista celoso, también el amigo. Naturalmente, las bibliotecas públicas no pueden aplicar regla semejante, contraria al cumplimiento de su misión institucional. Como todo prestamista, deberán adoptar sus propios criterios de evaluación y control de riesgos. Pese a ello, es probable que tales centros sufran alguna tasa de default.

El 21 de enero de 1974 alguien tomó prestado un ejemplar del libro “Tomatoes for eveyone”, de la Orkney Library, que lleva dando ese noble servicio desde el año 1683, en la localidad de Kirkwall, ubicada en una isla escocesa. No se sabe cuánto tiempo ha de pasar para que los administradores den de baja de su inventario un libro prestado, pero el mencionado ejemplar seguramente lo debió de superar con bastante holgura. Sin embargo, supuestamente de manera sorpresiva, el texto ha retornado a su lugar de origen casi cincuenta años después. Recuperado en buenas condiciones de conservación, se ha reintegrado al circuito para su posible utilización.

Soumaya Keynes realiza una serie de consideraciones acerca del papel de las penalizaciones a aplicar por los retrasos en la devolución de libros a las bibliotecas[1], sin que llegue a conclusiones claras. También la mayúscula demora en la entrega del libro en la biblioteca escocesa da pie para hacer especulaciones sobre el valor de los servicios perdidos que su no disponibilidad durante cinco décadas originó. ¿Cómo valorar el servicio potencial de un libro disponible en los estantes de una biblioteca? Dentro de un período dado, habría que calcular el número de lecturas completas que podrían compaginarse, y atribuirles un precio unitario. Teóricamente, cabría diferenciar varios componentes: uno correspondiente a la mera opción de lectura, otro al acto de la retirada, y otro tras haber completado la lectura. La existencia de precios de mercado resulta útil para establecer rangos. En la vertiente de los costes distintos a los de la biblioteca, habría que considerar, además de los transaccionales, el de oportunidad asociado a la lectura.

El análisis económico siempre puede aportar perspectivas de interés, pero, al menos en esta ocasión, las singularidades del caso planteado, el misterio del retorno de los tomates olvidados, hacen que el aliciente investigador radique, más bien, en la esfera puramente detectivesca. Aquí, efectivamente, hay tomates para todos.





[1] “Forgotten to return your library book? Don’t worry about it”, Financial Times, 20-10-2023.

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