18 de junio de 2023

La (buena) comunicación, esa montaña tan difícil de escalar

 

Hace Santiago Álvarez de Mon (“Comunicar, tan fácil… y tan difícil”, Expansión, 16-6-2023), algunas interesantes reflexiones en torno a los cánones de la buena y efectiva comunicación. Teóricamente, se trata de pautas razonables y aparentemente sencillas. Pero una cosa es su mero enunciado y otra, bien distinta, lograr plasmarlas de manera equilibrada en un foro real.

Para este profesor del IESE, a quien citaba en la introducción a “Panorama económico y financiero: cien cuestiones para la reflexión y el debate”, cinco son los ingredientes básicos para una buena comunicación: i) tener una genuina historia que contar, no una mera puesta en escena para el traslado de clichés y frases manidas; ii) dominio del lenguaje y facilidad de palabra; iii) capacidad de síntesis; iv) dimensión ética del conferenciante; y v) lenguaje corporal que dé credibilidad al discurso.

Sustituyamos el requerimiento de la historia que contar -desde luego que la tiene el conferenciante analizado, Leopoldo López, exiliado venezolano- por el de ofrecer un contenido de nivel y calidad, en el caso de una conferencia temática, y dispondremos de una referencia no desdeñable. Por supuesto, lograr una buena conferencia no depende sólo del lado de la oferta; también el de la demanda, el de los destinatarios, activos o pasivos, puede ejercer una notable influencia.

 

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